—¿De qué estás hablando, jovencita?
Fue la voz de su madre la que se alzó en medio de la cena.
Jade sintió que su determinación flaqueaba al ver la mirada cargada de reprimenda por parte de su progenitora, pero esto debía ser así, tenía que seguir adelante con el engaño.
—Me enamoré, mamá. Eso es todo… —bajó la mirada sin poder sostenerla con la de su madre un segundo más. Sentía que, si la veía fijamente por más tiempo, entonces descubriría que estaba mintiendo y eso no lo podía permitir.
—¿Enamorarte? ¿De cuándo acá?
Sus dudas eran completamente razonables.
No era nada lógico que de repente diera una noticia tan impactante sin abonar el terreno antes.
Sus padres y ningún miembro de su familia la imaginaban casada con Adriel y con justa razón, puesto que prácticamente habían crecido juntos.
—¿Y dónde se supone que está ese prometido tuyo?
Sorprendentemente, su padre no parecía nada afectado con la noticia. Era como si de cierta forma supiera que una cosa así sucedería tarde o