Christopher
La luz del amanecer se filtraba por las cortinas mientras observaba a Emily dormir. Su respiración era pausada, tranquila, como si por fin hubiera encontrado un momento de paz después de tanto tiempo. Los mechones de su cabello castaño se esparcían sobre la almohada como un abanico, y no pude evitar apartar con delicadeza uno que caía sobre su rostro.
Había pasado la noche en vela, contemplando el techo, pensando en todo lo que había ocurrido entre nosotros. En cómo habíamos llegado hasta aquí. En Daniel.
Mi hermano siempre había sido la luz de la familia. El que sonreía cuando todos estábamos serios, el que encontraba soluciones cuando yo solo veía problemas. Incluso ahora, en su ausencia, seguía siendo una presencia constante entre Emily y yo. A veces como un fantasma que nos separaba, otras como el lazo invisible que nos había unido.
Emily se removió ligeramente, y sus párpados temblaron antes de abrirse. Sus ojos, aún nublados por el sueño, se encontraron con los míos.