Capítulo920
Samuel tocó su ardiente mejilla con la mano.

Con calma, dijo:

—Xime, no deberías golpearme.

La herida en el pecho de Ximena se abrió, la sangre empapaba su ropa sin que ella pareciera sentirlo, dejando que fluyera por su piel.

—¿No debería?— Ximena rio y lloró al mismo tiempo, con los ojos inyectados en sangre y los dientes apretados, gritó: —¡Desearía matarte!

La mirada de Samuel cayó sobre la ropa ensangrentada de Ximena. Frunció el ceño involuntariamente.

—Xime, si tienes el poder para hacerlo, entonces adelante y mátame— dijo Samuel, —Pero ¿no necesitas descansar ahora?

—No me llames por mi nombre. ¡Me das asco!— Ximena luchó contra la sensación de náuseas en su estómago, con desesperación en su voz: —Samuel, te conozco desde hace ocho años. Pero nunca imaginé que serías un auténtico bastardo. ¿Qué hicieron mi madre? ¿Qué hizo doña Alicia? ¿Qué hizo Kerri, mi hermano? ¿Qué hizo Alejandro? ¿Y qué hice yo? ¿Por qué... por qué haces esto, por qué?

Al ver cómo el rostro de Ximena pasa
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