Unos días después, cuando Fabián vino a visitar a Liliana, Wilmer aprovechó la oportunidad para hablar con él:
—Sí, la has querido durante quince años y has invertido mucho tiempo en ella. Pero Fabián, ¿no te has dado cuenta? Liliana es muy racional. Cuando entiende algo, puede superarlo rápidamente.
Fabián, con la respiración agitada, miró fijamente a Wilmer y respiró profundamente dos veces.
—Sí —admitió—. Es la persona más emocional y racional que conozco.
—Te pongo otro ejemplo —continuó Wilmer—. Si Liliana decidiera estar conmigo, ¿qué harías?
—Nada —respondió Fabián—. Ya lo dije, respetaré cualquier decisión de Liliana. Y no te preocupes, no voy a odiarla por amor.
—Entonces, ¿seguirías siendo amigo de Liliana aunque estuviera conmigo? —insistió Wilmer.
Fabián frunció el ceño:
—Liliana y yo somos amigos. Si no estamos juntos, nuestra relación seguirá siendo la misma que antes. Wilmer, que te guste Liliana no significa que puedas impedir nuestra amistad.
Wilmer sonrió de repente: