—Ustedes son una familia, yo no.
—Estrella, no es así— Carolina se apresuró a explicar, pero fue interrumpida por la voz helada de Estrella.
—Entonces mamá, dime, ¿por qué Lucas desde que nació tuvo la compañía y el amor de sus padres, mientras que yo fui abandonada al nacer? ¿Por qué papá no quiere reconocerme? ¿Por qué cada año Lucas puede recibir regalos cuidadosamente preparados por ustedes en su cumpleaños, mientras que yo tengo que pasar mi cumpleaños completamente sola? Nuestros cumpleaños tienen solo diez días de diferencia, pero ninguno de ustedes lo recuerda.
Mientras hablaba, Estrella no pudo controlar su emoción, sus ojos se enrojecieron.
Carolina se sintió culpable bajo su mirada, como si algo le oprimiera la garganta, no podía emitir sonido.
En el dormitorio se hizo un largo silencio.
Estrella levantó la cabeza, conteniendo las lágrimas que estaban a punto de caer.
—En realidad, a los seis años ya lo entendí, soy una niña que nadie quiere.
Estrella era una niña que había