Terminé de trabajar siete días después.
Al encender el celular, lo primero que vi fue la transmisión en vivo de Clara como nueva Luna.
La curiosidad me llevó a hacer clic.
Clara lucía una túnica blanca de lobo, radiante como el sol invernal.
Pero el rostro de León estaba oscuro como una tormenta.
Sus ojos escudriñaban el lugar, como buscando algo o a alguien.
Solo reaccionó cuando Clara lo llamó varias veces para comenzar la ceremonia.
El presentador iba a hablar, cuando León volvió a escrutar la sala.
Como confirmando una ausencia.
De pronto, arrebató el micrófono.
Y anunció con voz glacial:
—Esta ceremonia se cancela. Consideren esto una cena de mi parte.
Se marchó sin mirar atrás.
Clara, con los ojos vidriosos, corrió tras él:
—¿Qué pretendes, León?
Él se volvió, irritado:
—Ya no quiero que seas mi Luna.
—¡¿Por qué?! —gritó ella, indignada.
Su respuesta fue un hielo:
—Porque eres un sustituto mediocre de quien realmente quiero.
"Sustituto" la dejó sin aliento:
—¿...S