—Si quieres que David piense que soy cruel, pues entonces sigue así. Pero hazle daño a tu propio cuerpo, no vuelvas a hacer cosas que dañen el mío. Como empujarme al agua, no quiero que eso jamás vuelva a pasar. Si lo haces de nuevo, voy a mostrarle este video a todo el mundo y vas a perderlo todo —le advertí a Luna, amenazándola.
Quiero que me ayude a terminar esta relación cuanto antes, pero no quiero ser yo la que se lleve los golpes. Ahora estoy demasiado frágil, y ya sea por este matrimonio o por cualquier otra razón, no puedo permitirme más heridas.
Sin esperar a que Luna, con su mirada asesina, respondiera, me di la vuelta y me fui.
Cuando llegué a casa, me di una ducha rápida y estaba a punto de ir a mi habitación a descansar un poco cuando vi a David en mi sala de estar.
Me molesté bastante.
—¿Cómo fue que entraste? —Le había cambiado la contraseña nuevamente. ¿Cómo fue que se metió acá?
Aun así, si la descifró, debería haberle tomado tiempo, especialmente porque esta vez eleg