Valentina, furiosa, comenzó a gritarme:
—¡Esmeralda, maldita pendeja! ¡No es que te hayas golpeado la cabeza, es que no tienes corazón!
—¡Sabes perfectamente que mi primo nunca podría estar con Luna, y aun así dices eso!
—¿Cómo puede haber tan malvada como tú? ¡Qué suerte tienes de que ni siquiera caerte del acantilado haya logrado matarte!
Yo no supe qué decir.
¿En qué momento me volví malvada? ¡Si solo estaba tratando de ayudar a esos dos a hacer realidad su amor prohibido!
Además, ¿por qué David no podría estar con Luna? ¿No estaban a punto de besarse ese día en el bar? ¿No decía Luna que David la amaba más que a nada en el mundo?
Si él la ama tanto, ¿cómo no van a poder estar juntos?
Y si en verdad no pudieran estar juntos, ¿por qué Luna insiste en arruinar mi relación con David?
Y lo más importante: David trata a Luna con tanto cariño que, quitando el estar juntos oficialmente, hacen todo lo que una pareja haría. ¿Cómo es que no podrían estar juntos?
Estaba a punto de preguntarles