Capítulo 31 Sos mía

Javier la miró de soslayo y esbozó una sonrisa ladeada. Se pasó el pulgar por la barbilla antes de asentir.

—Pero mirá qué bien —dijo con sorna—. La señora desaparece por años, sin dar una sola explicación, y lo primero que hace al volver es exigirme el divorcio.

Soltó una breve carcajada incrédula y negó con la cabeza.

—¡Vos no tenés un solo límite, eh! —añadió, dejando entrever el enojo que ya no podía contener.

Se encaminó despacio hacia Sam, aproximándose hasta quedar lo suficientemente cerca como para que el aire se volviera denso.

—Decime una cosa, Sam —murmuró con voz grave—. ¿Qué se te cruzó por la cabeza? ¿Pensaste que podías borrarme de tu vida? ¿Desaparecer y volver así, como si no hubiese pasado nada? Te fuiste, dejando solo a tu abuelo, a mí… ¿Sabés lo que fue explicarle a mi familia, a nuestros conocidos, tu desaparición? —su voz se quebró apenas, mezclando furia y desazón—. Por si no lo sabías, alguien tuvo que arreglar el desastre que dejaste atrás, y ese fui yo.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP