POV: Danika Klein
El hombre se quedó mirándonos fijamente. Su respiración era lenta… controlada. Pero sus ojos… sus ojos eran fuego.
Yo solo pude retroceder. Paso a paso. Sentía las piernas temblar como si fueran a rendirse en cualquier momento.
—¿Quién… quién eres? —susurré sin voz, con el corazón golpeándome con fuerza en el pecho.
No obtuve respuesta. Solo lo vi avanzar. Paso tras paso… directo hacia mí.
Intenté huir, correr, alejarme… pero fue inútil. Me sujetó del brazo con una fuerza descomunal, como si su mano fuera una garra que se enterraba en mi piel.
—¡Suéltame! ¡Déjame! —grité desesperada, forcejeando con todo lo que tenía.
Pero él no se detuvo. Me arrastraba como si no pesara nada. Como si fuera solo un objeto más en su mundo retorcido.
Hasta que Lincoln se interpuso.
—¡Suéltala, maldito! —gritó, y con rabia le dio un puñetazo en el rostro.
Pero el encapuchado ni siquiera se tambaleó. Solo giró lentamente la cabeza hacia Lincoln… y lo siguiente que vi fue el tubo de acero