POV: Danika Klein
Salí del hotel como en trance. No sentía dolor… al menos no uno físico. Lo que me pesaba era la confusión. La cabeza me daba vueltas, como si una espiral de pensamientos me arrastrara hacia un abismo del que no podía escapar.
Los transeúntes me miraban. Algunos con curiosidad, otros con desdén, y unos pocos con lástima. Pero nada de eso me tocaba. Iba como flotando. Desconectada del mundo. Como si fuera un fantasma.
Solo quería llegar al apartamento de Olimpia. Ese era mi único objetivo. Un lugar donde poder cerrar los ojos y pretender que nada de esto estaba pasando. Que todo era un mal sueño.
Pero no podía engañarme.
Una y otra vez, como una letanía en mi mente, aparecía su imagen:
Ese hombre. Ese encapuchado.
Su presencia me perseguía, se adhería a mi piel como un perfume venenoso.
¿Quién era?
¿Por qué sabía tanto sobre mí?
¿Por qué me tocó como si conociera cada rincón de mi alma… y luego me dejó así?
No había odio en sus actos. No hubo brutalidad. Pero