Capítulo 3

La niña de los ojos imperfectos...

Ariadne 10 años.

Me encojo todo lo que puedo en el piso, cuando siento la patada que me da mi hermano mayor.

-Eres una asquerosa niña – me escupe y sale de mi habitación.

Cuando estoy segura de que nadie más vendrá, intento ponerme de pie pero es inútil, mis brazos duelen, mi estomago duele, me duelen mis piernitas, me duele mucho... me doy la vuelta y me acuesto de espalda.

Observo el techo sucio y desgastado, llevo 5 años viviendo con mi padre, del cual no sabia nada, mi madre murió decidió que no podía cuidar de mi cuando tenia 3 años y me llevo a un convento de monjas, poco después de eso mi abuela, me trajo a esta casa, al principio pensé que esta casa era bonita ya que tiene un gran jardín que me hubiese encantado visitar.

Pero cuando el señor Gabrielle Vittielo, mi padre salió dijo que no quería saber nada de mí, dijo que no quería tener a una niña tan horrible como yo.... Eso me lastimo mucho estaba acostumbrada al rechazo pero nunca me imagine que mi padre haría lo mismo.

Me quedo dormida en el suelo, no es que haya alguna diferencia entre el pedazo de colchón en el que duermo, a la mañana siguiente me levanto y me coloco la ropa de sirviente que me han hecho usar desde que puse un pie en esta casa.

-Buenos días, señora – digo bajando la mirada, mi madrastra Carmela odia mis ojos, dice que le da asco ver unos ojos de colores diferentes.

- Por fin niña ¿sabes cuando e esperado por ti? – veo sus tacones negros relucientes enfrente de mi.

- Lo lamento señora, no volverá a pasar – me toma de mi cabello y alza mi cabeza.

- Siempre que te veo te vuelves más fea que de costumbre – me suelta y toma asiento en el sofá en el que estaba – ve al despacho de mi esposo, quiere hablar contigo.

- Si señora – me doy la vuelta y cierro con cuidado la puerta, estoy a punto de bajar los 5 escalones restantes, cuando alguien me empuja y caigo directo al suelo.

- ¡Ay! –  por evitarme un caida peor me apoyo en mi mano derecha, pero mi muñeca se dobla, me quedo en el suelo doblándome de dolor, cuando veo a mi hermana al filo de las escaleras con una sonrisa burlona  ¿Por qué me odian tanto? ¿Qué les e hecho para que me traten mal?

- No sirves para nada – con la punta de su tacón me da la vuelta – eres asquerosa y horrible ¡levántate de una buena vez y sirve de algo! – me pongo de pie y me muerdo el interior de mi mejilla para no llorar.

- Estúpida – susurra y sale por la puerta, respiro unos segundos y sigo mi camino al despacho del señor. Al llegar toco con mi mano buena la puerta, al escuchar el pase, abro la puerta y entro a la habitación siempre con la mirada baja.

-Buenos días señor, la señora me dijo que desea hablar conmigo – nunca se me permitió referirme a nadie de esta casa por su nombre.

- Si, hasta que por fin llegas – escucho el movimiento del sofá y medio levanto la mirada – ¡mantén la vista baja! No quiero ver esos malditos ojos – los bajo y me recuerdo de no levantarlos en lo que resta de la vida.

- ¿Tienes estudios?

- No, señor - escucho el suspiro de fastidio. 

- ¿Sabes hacer algo tan siquiera?

- Puedo leer y escribir señor, pero no pude presentarme a una escuela porque mi madre no podía costearla.

- Muy bien – escucho que suspira y maldice a mi madre – esto es lo que haremos, de ahora en adelante recibirás clases privadas.

Levanto la vista de golpe sorprendida, pero la vuelvo a bajar al recordar la última vez que el vio mis ojos – puedo preguntar señor el motivo de su decisión.

-El capo sabe que tuve una hija bastarda y desea conocerla – eso me pone nerviosa – he invitado al capo y a su esposa a una cena, para que puedas presentarte, desde este día en adelante recibirás educación, trabajaras eso no lo dudes, así te ganaras tus alimentos ¿me entendisteis verdad fenomeno?

- Si señor – me despide con un chasquido, el resto del día me encargo de limpiar las escaleras y ayudar a Juana que es la encargada de la servidumbre, al llegar la noche solo recibo un plato de las sobras de la cena y un vaso de agua.

Una semana después, el señor y la señora Ambrosetti se presentaron a la casa de los Vittielo, no levanto mi mirada cuando todo el mundo saludo al capo y a su esposa.

-Supongo que ella debe de ser tu hija, señor Vittielo – pregunta la señora Ambrosetti.

- Si señora, ella es mi hija – la señora Ambrosetti se pone de cuchillas y toma mis manos, el gesto me sorprende y levanto mis ojos para toparme de frente con una hermosa mujer de unos 30 y tantos años, unos hermosos ojos color café, me regala una sonrisa muy sincera, que hace que le devuelva una pequeña sonrisa.

- Wow, que hermosos – dice la señora y se fija en mis ojos, al recordar mis ojos horribles bajo la visa, no quiero incomodar a la señora, es la primera persona que me ha tratado bien sin siquiera conocerme - tienes unos ojos bellos y únicos – dice y levanta mi barbilla – mucho gusto, me llamo Elena Ambrosetti, pero puedes llamarme lena – me guiña un ojo y me rio.

- Mucho gusto señora Ambrosetti, mi nombre es Ariadne Fontana – le doy mi mano y ella la toma.

- Vittielo, se llama Ariadne Vittielo – dice mi padre, al verlo observo como aprieta su mandíbula, así que bajo mis ojos nuevamente.

- Luca, mira ven – llama la señora – mira te quiero presentar, ella es Ariadne Vittielo - el señor Ambrosetti ósea el capo, se pone de cuchilla al lado de su esposa y le da una enorme sonrisa, al principio tenía miedo, pues hasta yo a mi corta edad sabia quien es il angelo della morte.

- Un placer señorita – el capo me regala una sonrisa – Bueno, lamento mucho la demora Gabrielle, pero no tenemos mucho tiempo, mi esposa y yo tenemos que ir a otro lugar después de conocer a tu bella hija - ¿Bella? ¿yo?

- Comprendo, pasemos entonces al comedor – en el comedor las cosas no van mejorando para mí, la comida esta deliciosa pero como muy poco, me da miedo que me digan que no debo de comer algo,  he tenido la atención de la señora Ambrosetti y Vittielo en mi toda la noche.

Al finalizar la velada la señora Ambrosetti se acerca a mi y al igual que al principio se pone de cuchilla – a sido un gusto conocerte Ariadne, espero que nos podamos ver muy pronto – la señora me da un abrazo que yo devuelvo, el capo me regala una pequeña sonrisa y salen por la puerta.

-Vaya, la mujer del capo es muy amable, mira que acercase y tocar a esta cosa tiene mucho valor – bajo mis ojos y me muerdo el interior de mi mejilla.

- ¿Crees que a la señora Ambrosetti le agradasteis? – pregunta mi hermano mayor.

- No señor – respondo en tono bajo y sumiso.

- Me alegra que no seas tan ingenua,  por eso es que todo el mundo la quiere y como no, si se comporta como toda una princesa – la señora Vittielo se burla de la señora Ambrosetti.

- Lavas lo platos y después desaparece de nuestras vista – hago lo que me indican...

Por los próximos 5 años me confinan a la habitación del ático, recibo mis clases y trabajo para ganarme mi comida, hoy cumplo 15 años y estoy sentada en techo de la casa, nadie me felicito y tampoco lo esperaba, pero días como estos me siento más sola que nunca.

-Por favor ayúdame – le susurro al cielo – ayúdame a buscar mi libertad, mándame una ayuda,  por favor...

Nunca me imagine que 5 años después conocería a mi héroe, pero no venia como me lo imaginaba, el hombre que conocí no era un héroe o un ángel, parecía más un demonio, un ángel de la muerte...

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
capítulo anteriorcapítulo siguiente
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP