Sophia sintió que las lágrimas amenazaban con caer, pero no quería llorar frente a él. No cuando ni siquiera sabía si servía de algo.
Thomas, por su parte, la miró incrédulo ante lo que había dicho su novia.
—¿Acaso no estoy contigo? —le preguntó con la voz áspera y oscura que usaba cuando su paciencia empezaba a acabarse—. ¿No fui yo el que te dijo que quiero que no nos mantengamos en secreto? ¿Por qué piensas que no estoy a tu lado cuando lo único que hice fue estar a tu lado? Si te quiero proteger no es porque te considere débil, ya tuvimos esta conversación. Pero no creas que eres la única persona en esta relación, Sophia. Yo también estoy aquí.
—¿Y qué te piensas que estuve haciendo los últimos meses? ¿Te dejé sólo o estuve a tu lado apoyándote, paso a paso, en cada una de las etapas de tu probation?
—No todo se basa en mi probation, Sophia —la interrumpió Thomas—. No hablo sólo de eso. Hablo de nuestra relación. De lo que significamos juntos…
—¿Y qué es nuestra relación, Thomas?