44. ¿Tan mal estás?
Los dedos me temblaban de una manera impresionante. El teléfono había caído varias veces en el pasillo por lo que tuve que entrar en mi habitación. Lúgubre, llena de sombras como una entrada endemoniada. En ese momento, tras la puerta, el único brillo provenía de mi teléfono y desde la ventana. Con una voz ligeramente áspera y un hilo de voz comencé a leer el mensaje que me llegó por redes por una cuenta falsa.
—En plena facultad de su voluntad y su deseo, Dante Ferrari promete contraer matrimonio con la señorita Isabella Bianchi para la fecha acordada.
Revisaba el documento con calma notando que la fecha acordada era para final del mismo año… ¿coincidencia de que solo me pidió un año? Intenté no llorar, sentía las emociones a flor de piel donde sin quererlo, de nuevo, me había convertido en una despedida de soltero durante un año. Respiraba obligando a mis ojos a continuar leyendo. Mis lágrimas se resbalaban donde caían pausadamente en la pantalla. Tragaba en seco obligándome a leer