21. Barata
—Pero qué juguetito más particular tiene mi hermano ahora ¿Te gustaría que te diga un secretito?
Una sonrisa en un tono coqueto, divertido y endiablado. Era una versión más juvenil de Dante; tan parecidos que era un poco escalofriante, solo diferenciándose por el lunar. Con atrevimiento llevó su mano hacia mi mechón de cabello, haciéndolo girar entre sus dedos. Mi mecho morado en la punta se movía en un lento zigzag.
Sin importarme quién era, levanté mi mano y le di una cachetada que provocó que su rostro se moviera en la dirección del golpe. Fue algo sorpresivo, tanto que dio un par de pasos hacia atrás soltando mi cabello. Aun con la cabeza ladeada, dejó escapar una sonrisa irónica. Se giró con lentitud y en sus ojos vi un brillo entretenido.
—No te atrevas a tocarme —mi voz feroz.
—Jo… qué interesante, signorina, alla fine sei una gattina davvero adorabile (señorita, al final resultaste ser una gatita realmente adorable).
Su mejilla estaba enrojecida; el picor de mi mano dejaba entr