—¿La viste salir de la habitación del Áyax? —espetó horrorizada Katya a Ninibet quien le había dicho aquello.
—Sí, ¿Piensas que no sirvió nada lo que hicimos anoche?
Katya ya no la estaba mirando, sentía una furia incesante.
Odiaba a aquella maldita mujer con todas sus fuerzas.
Todo siempre le salía bien, pero eso no sería así por más tiempo.
Dio unas zancadas yendo a la salida, necesitaba encontrar a esa perra.
Sabía que tendría que alejarla de Isadora pero poco le importaba.
—¿Dónde está la esclava del Áyax?
—Preguntó a uno de los hombres de la puerta.
—Salió con Isadora, fuero a traer algunas cosas del castillo.
Katya apretó los puños y enseguida se dirigió al pueblo, sin embargo, cuando estaba a punto de salir se topó con una mujer muy parecida a esa maldita mujer, quien llevaba una niña igual de parecida a ella.
Katya frunció el ceño y la fulminó con la mirada.
—¿Quién eres?
La mujer le dio una sonrisa gélida y maliciosa al mismo tiempo.
—Soy Aria, la compañera del Áyax Valerio