La vida se detiene en un segundo, la oscuridad la cubre y la muerte oculta en un rincón, espera paciente a que mi alma esté lista para ir con ella.
Isabella
No sé cuánto tiempo ha pasado, pero a medida que el agua me cubre, la incertidumbre se apodera de mí. El frío atraviesa mi piel y se inserta en mis huesos, paralizando cada uno de mis movimientos mientras el instinto de sobrevivencia se aviva como el fuego en mi interior.
Pero estoy atrapada, no hay salida, no tengo oportunidad. Tengo que mantener la calma, no puedo morir así, la desesperación y la angustia me azotan con fuerza contra la realidad.
—No quiero morir —musito tratando de mantenerme a flote.
El cuerpo me duele por el agua helada, es como si cientos de cuchillos se me clavaran en la piel al mismo tiempo, me cuesta respirar. Jadeo llenando mis pulmones de oxígeno, estoy cansada, ya no quiero seguir luchando, sin embargo, la esperanza me insta a seguir moviendo los brazos para no irme al fondo.
Cierro los ojos un segundo