Me encuentro en una encrucijada y todo está a tu favor. ¡Que el diablo me lleve, ya he caído en sus manos!
Isabella
No soy consciente de lo rápido que pasa el tiempo hasta que me llega un mensaje, tomo el teléfono del escritorio y reviso. Es un mensaje de él con la dirección de donde nos veremos, son las tres y media, la tienda está prácticamente sola, las vendedoras ya se han ido y solo quedamos Lucia y yo.
—Lucia, ¿puedes venir? —Dejo el aparato en el mismo lugar en donde estaba y apago el portátil.
Me siento agotada.
—Dime, Isa. —Sonríe amable.
—Ya puedes ir a descansar, es posible que mañana llegue tarde, así que necesitaré que te ocupes de la tienda. —Asiente.
—Bien, ¿pero te vas a quedar un rato más? —Esbozo una sonrisa y niego.
—No, tengo cita con el amo del inframundo y debo ir a arreglarme para la ocasión —bufo causando que ría al tiempo que la curiosidad salta en sus ojos sin cesar.
—Otro día, ¿sí? —Asiente y sale de la oficina.
Espero que esta vez sea la última ve