Intenté huir de ti, esconderme en el rincón más apartado del mundo, pero tu sombra me alcanzó. Me niego a caer bajo tu hechizo, pero es imposible no dejarme seducir por tu fría presencia.
Isabella
Me quedo de piedra cuando escucho las palabras de Linda, los engranajes de mi cuello crujen al girar de golpe hacia la puerta. Siento que no puedo respirar, vine aquí para evitar verlo, para olvidarme de que en realidad sí existe. No quiero tenerlo cerca, es un maldito acosador y no sé de lo que sea capaz solo por obligarme a hacer lo que se le dé la gana.
Maldita la hora en la que accedí a su juego.
—¿Quién está en la puerta? —Reacciono al recordar que no estamos solas.
Me aparto abruptamente de al lado del chico y lo miro nerviosa, algo me dice que esto no terminara bien. Sin embargo, no puedo permitir que un maniático controle mi vida. No lo hice antes y no lo haré ahora.
—Tienen que irse —musito al tiempo que la puerta se abre de par en par.
Mi acosador está parado en el umbral, luce tan