-Ya has hablado, ahora es mi turno -murmuro y quito mi dedo
de
sus labios.
Ignacio me mira serio y me entra la risa.
-¿De que riés?.- Muerdo mi labio y niego. Tanta seriedad me
causa gracia.
-Primer punto -elevo un dedo y Ignacio
me mira esperando-. Tus problemas son mis problemas desde
que no casamos por ese trato. Así que, no te guardes eso, sabes perfectamente
que siempre estaré para ti. No importa el lugar, las circunstancias o el
momento siempre, me tendrás a mi, pase lo que pase. Prometí estar junto a ti en
las bueno y en lo malo. Pues, bueno,
pienso tomarme esa parte muy enserio.- Ignacio no dice nada
y prosigo
levantando un segundo dedo.- Segundo. No necesito tener una
familia para amarte más, así todo idiota y un poco animal te quiero. Que no
puedas tener hijos no significa que saldré corriendo a la primera oportunidad
que se me aparezca, porque no lo haré -digo con suavidad y tomo su cara entre
mis manos-. No te dejaré. Así que hazte a la día de que no te desharas tan
fácil