capitulo 47

El refugio se había vuelto un hogar extraño para todos ellos. Los pasillos, antes llenos de miedo, ahora guardaban un silencio expectante. Como si las paredes supieran que algo estaba por acontecer.

Diego caminaba despacio por el pasillo de madera, con una mano apoyada en la pared, tratando de calmar la presión que sentía en el pecho. Cada paso le recordaba las heridas recientes, físicas y emocionales. Al doblar la esquina, encontró a Sasha sentada con las manos unidas, los dedos entrelazados con fuerza como si estuviera rezando. Tenía la mirada perdida, con los ojos húmedos y un temblor en los labios.

—Amor… —dijo Diego, sentándose a su lado y acariciándole suavemente la mejilla—. Tenemos que hacerlo.

—Lo sé —susurró Sasha, bajando la vista—. Pero, ¿cómo se le dice a tus hijas que están destinadas a pelear contra monstruos?

—No lo sé. —Diego tragó saliva—. No hay manual para esto. Ni Eugenia ni Alma pudieron decirnos cómo darles la noticia… solo que debemos ser honestos.

Sasha inspir
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