42. Una mujer abraza a Ramsés y Gala los ve
El día de navidad llegó y la casa grande parecía otra. El ambiente vibraba con la emoción de los preparativos, propios de la fecha, y de la emoción de los empleados por al fin poder volver a celebrar aquella temporada tan especial. Por toda la casa grande se escuchaban risas, pasos apresurados y el eco de voces que coordinaban hasta el más mínimo detalle.
Mientras tanto, en la habitación principal, Ramsés y Gala disfrutaban de un desayuno íntimo en la cama. La bandeja con panecillos, frutas y chocolate caliente quedó olvidada a un lado mientras ellos se perdían en besos y caricias. Ramsés no dejaba de sonreír mientras jugaba con un mechón de cabello de Gala.
— Podía tenerte el día entero entre mis brazos — susurró el brasileño contra el hombro de su mujer.
Gala rio dulcemente.
— Aunque me encantaría, eso no podrá ser. Todos me esperan — comentó emocionada.
Ramsés volteó los ojos, infantil.
— Podrán arreglárselas sin ti.
— Estoy segura de que sí, pero cuentan conmigo, y le prometí a Mar