14. Una visita inesperada para Gala
— Señora, esto ha llegado hoy para usted — le avisó una sirvienta de la casa a Gala, que se encontraba en la habitación de su nana, siendo consolada por esta.
Gala alzó el rostro con ojos apagados, y frunció el ceño.
— ¿Para… mí? — preguntó, contrariada, tomando un pequeño sobre sellado que no llevaba más que blanco en su exterior.
— Sí, señora, lo ha traído uno de los jornaleros. Con permiso.
Gala tomó el papel y lo examinó confundida. No comprendía de qué podría tratarse. Pero tampoco dudó en abrirlo y averiguarlo.
“Encuéntrate conmigo esta noche en los establos”, Simón.
El corazón de Gala se saltó un latido y sus ojos se abrieron. Miró a Adelina con horror.
— ¿Qué pasa, mi niña? ¿Quién te ha enviado eso?
— Nana, es… Simón. ¿Cómo me encontró? ¿Cómo sabía que yo…? Dios, no. ¿Por qué? ¿Qué quiere? — comenzó a negar de un lado a otro y a negar con la cabeza.
— Quizás quiere arreglar el pasado.
Pero Gala continuó negando.
— No, no tiene derecho. No después de lo que… me hizo — recordó aq