Él me mira ansioso nuevamente, inclinándose para rozar mi frente con un suave beso. Sus labios tienen esa calidez reconfortante, como si canalizara el poder que solo él posee.
—Te perdono porque salvaste a mi mamá —le digo, devolviendo su beso—. Y porque es verdad que no te dio tiempo. ¿Cuándo se despertó Jacking? —Hoy en la mañana, antes de que empezáramos la ceremonia —contestó de inmediato. —Muy bien. Quiero que Jacking y Mat se mantengan siempre unidos, para poder hablar contigo. ¿Puede ser? —pregunto, esperanzada de que de esa manera pueda tener un nuevo comienzo con mi Alfa. —Como quieras, mi Luna, lo haremos así —acepta enseguida y luego pregunta—: ¿Nos perdonarás algún día, mi Luna? La sinceridad de su mirada, mezclada con esa gota de incertidumbr