44. LA PREOCUPACIÓN DE PADRES
Me siento en la cama y miro a mi esposo, quien duerme en un sillón. A mi lado, Isis descansa pacíficamente. Me levanto y me acerco a mi esposo, lo abrazo y lo beso suavemente antes de sentarme en sus rodillas.
—Hola, amor —lo saludo con un beso.
—¡Amanda, amor! —exclama Dakarai, despertando de inmediato—. ¿Estás bien? ¿Cómo te sientes?
—Muy bien, cariño —contesto al instante—. ¿Qué fue lo que hiciste esta vez para salvarme?
—Yo no hice nada —dice él enseguida.
—Amor, que te conozco —insisto—. La otra vez casi mueres por darme toda tu energía vital. Y te veo muy demacrado.
—Amor, fueron el Alfa Supremo y la Luna Suprema quienes te sanaron —dice Dakarai con seriedad—. Nuestra Isis se transforma en la Luna Suprema.
—¿De veras? —pregunto asombrada—. ¿Ya aceptó al Alfa Supremo?
—¡No, qué va! ¡Sigue molesta! —contesta Dakarai, pero sonríe feliz mientras me anuncia—. ¡Amor, vamos a ser abuelos, Isis está embarazada de trillizos!
Quedo inmóvil, mirándolo con los ojos