30. CONTINUACIÓN
Ast me deja tranquila mientras miro al Alfa Supremo, que sigue en la misma posición, sin moverse, con cara triste.
—Isis, si quieres pensar así del lobo Mat, no me voy a oponer, pero deja de engañarte a ti misma —me habla la voz en mi cabeza.
—¡Jacking es un humano mentiroso y violador! —grito, tratando de convencerme de lo que ni yo misma me creo para seguir molesta.
—Isis, no te violó, recuerda que yo estaba presente. También nos gustó lo que nos hizo.
No lo puedo creer. Tiene que ser otra entidad dentro de mí. No puedo decirme esas cosas yo misma, ¿o sí?
—¡Sí, pero no me pidió permiso para hacerlo! —sigo tratando de mantener mi posición para no ceder. —¡Se aprovechó de que estaba dormida!
—Eso es cierto —no lo puedo creer, está de acuerdo conmigo. —Pero nosotras empezamos primero a besarlo.
Las palabras resuenan en mi cabeza como un eco implacable. Es un caos: mi propia conciencia discutiendo conmigo, justificando y condenando, empujándome de un lado a otro mientras t