Caminaba de un lado a otro, desesperado. Era el beta de la manada más poderosa de todas, con la reencarnación del Dios Sobek en mí. Mi lobo era Ammyt, con el poder del dios cocodrilo. Entonces, ¿por qué sentía que mi vida estaba siendo trastocada, sobre todo desde que encontré a mi mitad?
—Nunca en mi vida pensé que, al encontrar a mi mate, pasaría tantos sustos y me llenaría de miedos. ¡Ammyt y yo nos hemos vuelto unos cobardes! Sí, como lo oyen —me desahogaba con mis amigos, que me escuchaban con calma—. ¡No me miren así, chicos! Su loba Urbi por poco le consume toda su energía vital primero. Luego, su loba utilizó toda la energía vital de su humana, Antoni, cuando explotó el volcán y murió. ¡Y ahora, por poco la vuelvo a perder junto a mis cachorros! Lo peor es que, como no la he marcado, no pude sentirla a p