El Alfa Supremo sonrió de forma amplia al escuchar esas palabras, su victoria era evidente. Ella aunque confundida lo reclamaba como suyo. Sonrió complacido y se atrevió a preguntar:
—¿Entonces, serás mi novia? —preguntó, con una mezcla de ilusión y triunfo. Isis, aturdida por la pregunta y por lo que sus propias palabras habían provocado, guardó silencio. No había planeado llegar a ese punto. Lo suyo con el Alfa Supremo había comenzado como un juego, un coqueteo inocente. No obstante, ahora se encontraba atrapada en algo más grande de lo que imaginaba. Mirando esos enormes ojos llenos de expectativa, no sabía qué hacer ni qué decir. Me he metido en un lío tremendo, pensó mientras su consciencia la reprendía con dureza: ¡Acláralo rápido!—¡No puedo ser tu novia! Me gusta el humano Jacking,