22. ESPERO TU DISCULPA
BLAIR
—¡Señor, esta loba agredió a su familiar!
Comencé a negar con vehemencia, viéndolo aparecer con el rostro lleno de severidad.
Sus ojos azules tormentosos ni siquiera me miraron, mientras buscaba a la señora con la bebé.
—¡Rhett! —la pelirroja enseguida caminó hacia él, pero Rhett la empujó para acercarse a su familia.
No me quedaban dudas: esa niña era demasiado importante para él.
La agarró de los brazos de la loba y la acunó contra su pecho con una ternura que jamás imaginé en él.
Se giró a susurrarle algo, de espaldas a todos, y la oscuridad del árbol los cubría.
—Blair Morgan, tienes que quedarte bajo custodia. Esto que hiciste es demasiado grave —la directora se acercó para decirme, con hostilidad.
Estaba defendiendo su puesto y su cabeza.
Tenía que encontrar al chivo expiatorio perfecto.
—No voy a ser juzgada como una criminal por algo que no hice…
No pasaría por eso otra vez.
Si tenía que morder a alguien para escapar, lo haría.
Pero cuando me iban a agarrar entre tres, u