Al día siguiente cuando me desperté, pude ver lo más bonito que la vida me dio mirandome, ver en sus labios la sonrisa de mi hija mientras me estaba mirando
– Hola mami, no sabes el susto que me has dado a mi y a la tia Loren, menos mal que papá te encontro donde estabas escondida— me dijo sonriendo
— ¿Has venido con la tía Loren? ¿dónde está? — le pregunté, sintiendo los brazos de mi hija en mi cuello y su cabecita en mi pecho
— Ahora viene, está en esa salita con la abuela Dorothy y con papá — me dijo sin dejar de abrazarme
— ¿Cómo te has portado con las tías y la abuelita Margaret? — le pregunté ahora yo a mi hija
— Bien, si sabes que soy muy buena, les he hecho casi en todo pero no veas como se han pasado en mandarme cosas, mami — me comento sin dejar de mover la mano haciéndome reír
De pronto se abrió la puerta de la habitación, viendo entrar primero a mi amiga Loren, pasando después Dorothy y el último que entró fue Cristofer, acercándose a mi cama mi amiga, dandome un abrazo
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