Mundo ficciónIniciar sesiónAlejandro
Apoyé el antebrazo en la ventanilla. El semáforo seguía en rojo. Eran las siete y cuarto y la ciudad recién empezaba a desperezarse: la gente salía de las bocas del metro, cruzaba la calle con cara de lunes eterno, autobuses llenándose, persianas levantándose a medias.
Llevé la taza de café a mis labios dándole un sorbo. Exactamente lo que necesitaba para anular la tentación de dar la vuelta. Dos giros y estaba de regreso en el departamento, metiéndome de nuevo en la cama junto a Isa.
Fui cuidadoso a medida que me alistaba, estoy completamente adicto a tocarla, sostenerla, verla comer, verla dormir. No podía permitir que ese ángel se despertara, el simple hecho de mirarla y tener que despedirme hab







