. Capítulo: Aprender de mi error
Al día siguiente
La luz del amanecer se colaba a través de las cortinas, tiñendo la habitación con un resplandor dorado y suave.
Rossyn entreabrió los ojos lentamente, aún confundida por la resaca que zumbaba en su cabeza como un eco persistente. Se llevó una mano a la frente, intentando recordar con claridad la noche anterior.
—¿Qué pasó...? —susurró, la voz ronca por el alcohol y el sueño entrecortado.
A su lado, Alfredo abrió los ojos despacio, con una expresión tranquila en el rostro. Se estiró un poco y al verla, sonrió con esa mezcla de ternura y picardía que a Rossyn siempre le había hecho temblar las rodillas.
—No pasó nada —dijo con suavidad—. Estabas ebria, Rossyn. Nunca te tocaría así.
Ella se sonrojó de inmediato, apartando la mirada. Se cubrió con las sábanas como si pudieran protegerla del torbellino de emociones que comenzaba a arremolinarse en su pecho. ¿Habían dormido juntos? ¿Habían hablado? ¿Había dicho algo que no debía?
—¿Te sientes bien? —preguntó él con sincera p