Víbora cruel

Por suerte, Nick se puso mejor al cabo de una semana, por lo que Areliz decidió volver a trabajar el jueves y ya en la clínica Remy le dio la noticia de que Emma por fin cedió y dejaría que le hiciera los exámenes médicos.

—Ay, ya era hora. —Areliz suspiró aliviada—. Aunque me imaginó que no quiere que los haga personalmente.

—No, esa fue una de sus condiciones. —Su amigo enfermero le sonrió nerviosamente—. La Dra. Amber y los demás se encargaran, de seguro.

—Sí, aunque será mejor que me ponga de acuerdo con ellos cuanto antes, porque quiero que me dejen revisar algunas cosas.

—Creo que la Dra. Amber está en la habitación de la paciente.

—Bien, iré a hablar con ella. Gracias, Remy.

Se despidió y se dirigió a la habitación de Emma, pero al entrar no vio a nadie, nadie más que la propia Emma, que… estaba despierta, leyendo una revista de moda como si nada.

Al verla, se estremeció con disgusto.

—Ugh, ¿y a ti quién te dejó entrar a mi habitación privada?

Areliz entrecerró los
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