El rey Alaron se acomoda en su trono, su expresión solemne reflejando el peso de la historia que está contando. Elara, de pie frente a él, siente cómo su corazón late con anticipación. La magnitud de lo que ha escuchado hasta ahora la deja sin aliento, pero no puede apartar la mirada del monarca. Él continúa relatando:

—Un siglo después de la muerte de Alice, la Superluna volvió a surgir. Pero esta vez, no fue solo un resplandor en el cielo. Su magia descendió con fuerza, tocando la tierra y marcando con su luz a una recién nacida. Las antiguas creencias de nuestra raza sostienen que la Superluna regresó al mundo con un único propósito: encontrar al hombre lobo cuyo aullido, tan profundo y solitario, alcanzó la cima del cielo y despertó en ella un poder ancestral.

»Cuando aquella niña marcada por la luna alcanzó la adultez, su búsqueda comenzó. Lo encontró. Lo amó. Se entregó a él. Se casaron, y por un tiempo, todo pareció estar en equilibrio. Pero un año después, ocurrió lo inesperad