72.
AURORA
Aún mantengo la sonrisa tonta en mis labios por lo que sucedió hace poco en el baño del que no he podido salir.
Ese fue el mejor remedio para el dolor de cabeza que me cargaba; todo mi malestar desapareció entre sus brazos y el calor de su cuerpo.
Me acomodé el cabello frente al espejo, dejándolo suelto; apliqué un ligero brillo en mis labios y ya no tenía que hacer nada más.
Mi piel resalta por sí sola, tomando más vida, más color, y yo sabía que era por él.
Salí del baño mirando la bandeja nueva que habían dejado porque la otra se había enfriado. Kayne había pedido otra y salió diciendo que tenía que resolver algo de lo que no quiso hablarme.
Me acerqué a ella para tomar algo, pero me detuve al ver un sobre blanco con mi nombre debajo de la taza de café.
Lo saqué con cuidado, abriéndolo, tomando las fotos que había en su interior, y a medida que las veía, la sonrisa se me fue esfumando del rostro.
Un dolor punzante me fue apretando el pecho; mis manos comenzaron a tem