38.
AURORA
—Eres mía Aurora, no pareces entenderlo del todo. Cada pequeña cosa de ti me pertenece, tú calor, tú aroma, tu alma— toma mi cabello en su mano jalando mi cabeza hacia atrás, sacándome un gemido de nervios.
Su lengua lame ese punto sensible; cada parte de mi cuerpo doblegándose ante él como siempre.
Mis manos tiemblan, mis labios lo hacen, la excitación que ya no puedo controlar me recorre por completo, sacando otro gemido de mi boca cuando sus colmillos raspan mi piel.
—Kayne…— digo su nombre como una súplica que no sé definir, quiero que se detenga porque esto está mal, porque no quiero ser utilizada para ser desechada, pero esa parte de mí que grita su nombre, quiere saber hasta donde quiere llegar.
No sé en qué momento, mis pensamientos peligrosos comenzaron a gobernarme.
—Tu cuerpo te lo dice pequeña mía, sabe que me pertenece tanto como tú— toma mi labio inferior entre sus dientes, rompiéndolos ligeramente con los colmillos que sobre salen.
—Pero mi alma no…