—Me lo contó mi tía, me dijo que Linda ha estado últimamente con mi padre y que mi padre la acompañó varias veces al ginecólogo.
Sin embargo, a lo mejor el bebé de Linda no era de Ricardo, porque la sopa de pollo que ella hacía que alguien le entregara a Ricardo todos los días contenía el medicamento que le estaba haciendo perder poco a poco la fertilidad.
Beata se mofó: —¡Puta! Se aprovecha de mínima oportunidad para chupar como una sanguijuela, ¡no la dejaré en paz!
—Ma, ¿por qué has buscado a Natalie? ¿De verdad quieres que vuelva a casa?
Al oír la pregunta de Matilda, Beata comprendió de pronto por qué Matilda le había hablado del embarazo de Linda.
Temía que Natalie volviera a casa y le robara la herencia del Grupo López.
Beata quedó callada unos segundos y suspiró: —Después de que tuve un aborto espontáneo, el médico me dijo que mi cuerpo está muy débil, y que si no lo tonifico bien, me quedarán secuelas. Varios médicos tradicionales famosos dijeron que yo estoy demasiado débil,