Capítulo 833
Cogió el vino tinto que tenía delante y se lo bebió de un trago, mirando a Matilda, dijo: —Tengo que trabajar, ve con el señor López, no es bueno que los vea la gente de la empresa.

Después de que Matilda y Ricardo se fueron, Tadeo llamó a su secretario.

—¿Cómo está Leonardo?

—Señor Ramos, sigue detenido en la comisaría, pero saldrá hoy bajo fianza si no hay pruebas más contundentes.

Tadeo hizo una mueca, con odio en los ojos.

—Por ahora déjalo. ¿Recogiste a los padres y parientes de Miriam Delgado?

—Ya han llegado y están en la puerta de la comisaría.

—Bueno, no es divertido matar a la presa a la vez, yo le daré esperanzas y lo desesperaré poco a poco.

Mirando la horrible sonrisa de Tadeo, Benjamín le recordó: —Señor Ramos, espero que no olvides que mi amo quiere la clave secreta, y que luego podrás tratar con Leonardo.

Tadeo se le caían los ojos.

—¡Ya veo, ve a trabajar! Acuérdate de mandar a alguien a seguir hablando con los accionistas de Grupo Ramos, si no aceptan, ¡voy a quebrar
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