Dijo el hombre mientras intentaba escaparse.
Cuando se dio la vuelta, fue agarrado por la camisa desde atrás.
La gélida voz de Emiliano le susurró al oído: —No me gusta esperar, me gusta vengarme ahora.
Pensando en las consecuencias de ellos, el borracho sintió miedo y empezó a pedir clemencia.
—Hermano... Estaba borracho y fui impulsivo, por eso acosé a tu novia...Te prometo que me comportaré en el futuro y no haré nada tan bajo...
Se burló Emiliano, — ¿Impulsivo? ¿Por qué no acosaste a los hombres? Creías que las mujeres no podían hacerte nada, ¿no?
Cuando iba a decir algo, y recibió otro puñetazo.
Emiliano no soltó al hombre hasta que lo hubo puesto de rodillas, suplicando clemencia y gritando que nunca volvería a acosar a una mujer.
Giró la cabeza y miró a Lucía, y le dijo con indiferencia: —Es tarde, no es seguro que te quedes sola en el bar, vuelve a casa.
Después de decirlo, se dio la vuelta y se fue directamente.
Mirando la espalda de Emiliano sin mirar atrás, Lucía parpadeó co