Natalie echó agua por la boca.
Lucía se apresuró a decir: —No me malinterpretes, no intento robarte a Leonardo, solo me gusta este tipo de hombre.
La última vez que cenó con Emiliano, le contó que Leonardo y Natalie estaban casados, y nadie sabía cuánto intentó reprimirse para no preguntarle a Natalie.
Natalie limpió la mesa y dijo tranquilamente: —Estoy divorciada de él, puedes ir a por él si quieres.
Lucía no se lo podía creer.
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Acababa de enterarse de que su mejor amiga se había casado, y de repente le llegó el divorcio.
Al verla sorprendida, Natalie dijo: —Bueno, dejemos de hablar de eso, vamos a cenar, ¡me muero de hambre!
Después de pedir la comida en el restaurante, Lucía aceptó el hecho.
—¿Por qué no quieres a un hombre en tan buenas condiciones?
Natalie no sintió lástima, —Ya no me gusta.
—Vale.
Esta razón la dejó sin palabras.
Las dos terminaron su comida y estaban a punto de irse, se encontraron con Leonardo y Matilda en la puerta.
No se habían visto desde que firmaron e