Emiliano miraba a Leonardo, que había bebido unas botellas de whisky, y le arrebató el vaso de la mano.
-Leo, deja de beber... Lo más importante ahora es encontrar la forma de recuperar el puesto de presidente.
Leonardo bajó los ojos, y dijo con voz clara, -Es bueno no ser presidente, estoy cansado, quiero descansar unos días.
Lo que Ernesto había hecho le hizo comprender que los lazos de sangre a veces no sólo no eran un estímulo, sino una soga al cuello, y cuanto más luchaba, más se apretaba el estrangulamiento.
-No puedes caer ahora, ¿qué haré si caes?
Emiliano vino a Imperialia a colaborar con Leonardo y para que la familia Moreno subiera de nivel.
Si el Grupo Ramos cambiaba de presidente, tendría que luchar solo a partir de ahora.
-No te preocupes. Álvaro no va a tratar con el Grupo Moreno, sólo tienes que seguir en la misma dirección.
Al oírlo, Emiliano dijo: -¿Qué quieres decir? ¿Que el Grupo Moreno no está capacitado?
-Álvaro no perderá el tiempo contigo, si no te involucras de