―¡Tú... tu maldito niño... tú...! —El anciano inició a gritar cargado de furia, no podía creer lo que estaba escuchando, mientras Selene aún estaba en silencio, completamente sorprendida ante la situación.
―Lo siento, abuelo, pero, aunque estés enojado, no estoy dispuesto a permitir que mi hijo nazca siendo un bastardo, abuelo, tu nieto...
―¡Silencio! —El anciano cortó de tajo el ruego de su nieto.
Selene seguía en silencio, observó cómo el anciano parecía estar pensando en cuáles serían sus pasos por seguir, y eso no le agradaba para nada a Selene, algo le decía que lo que estaba por venir no sería nada bueno.
Fue por ello por lo que antes de que el anciano hablara y Circe interrumpió los pensamientos del anciano.
Selene agradeció en su interior mientras un deseo irrefrenable de salir corriendo de allí la poseyó por completo, pues aquella sensación en su estómago se hacía más y más grave en su interior.
―Abuelo, sé que tal vez estás enojado, pero nos amamos, este hijo es fruto de est