―¿Entonces invitaste a mi prima a nuestra fiesta anual? —La voz en la línea sonaba tensa. Era algo de esperarse.
Siempre solía suceder cada que había la mención de Selene Sartori, aquella que solía ser una encrucijada para la familia Sartori, aquellos que, aunque parecían rígidos, solían tener un corazón blando y lleno de lamentos, que no sabían cómo expresar.
Por lo menos, eso solía decir la anciana de los Perseus, aquella que según ella había visto de primera mano el sufrimiento del anciano Sartori al ver dejado a su nieta sola en aquella familia.
―Sí, así es, irá con su inútil esposo... —El silencio se dio en la línea.
Zander imaginaba que se trataba al hecho de la mención del heredero de los Nikolái, parásitos solía llamarlos el heredero de los Sartori.
―¿Lo perdonó aun estando aquel hombre desagradable con su amante por tres años de luna de miel? —Zander imaginaba que Adán Sartori iba a hablar de aquella manera, pues él más que nadie sabía el gran odio que este le poseía a Víctor