Una guerra silenciosa (2da. Parte)
La misma noche
New York
Alexander
Celos, rabia, frustración y tal vez odio… sí, odio por sentirme con las manos atadas cuando vi al imbécil de Gabriel sujetando a Claire por la cintura. Lo peor fue su sonrisa provocadora, esa falsa cordialidad que usaba como si disfrutara hacerme perder la calma. Juro que estuve a un paso de mandar todo al diablo y partirle la cara, pero no lo hice por ella. Contra mi voluntad, me alejé con Nicholas.
Sin embargo, mi expresión me traicionaba; los puños me dolían de lo fuerte que los apretaba. Entonces la voz de mi hermano me sacó de ese estado.
—Alexander —dijo en un murmullo tenso—, el evento es para limpiar la imagen de la empresa. No lo arruines con tus arrebatos.
—¿De qué estás hablando? —solté, aunque sabía que él ya había visto demasiado.
Nicholas resopló, casi divertido, sin dejar de caminar a mi lado.
—No soy ciego. Vi cómo fulminabas al imbécil de Gabriel. —Giró un poco la cabeza hacia mí—. Controla esos celos por el bien de todos.
—¿Qué? —pre