Entre el dolor y la esperanza (2da. Parte)
Unos días después
New York
Claire
Dolor, miedo, incertidumbre y rabia. Todos esos sentimientos se mezclaban dentro de mí mientras contemplaba a Alexander herido sobre una camilla. Era una pesadilla que jamás imaginé la noche de nuestro compromiso. Debía ser una velada especial, llena de risas y promesas, y en su lugar sentía el corazón romperse en mil pedazos con cada segundo que pasaba. Y lo peor… apenas comenzaba mi agonía.
En el hospital nada cambió. Me costaba respirar, las piernas me temblaban sin control y un nudo me cerraba la garganta. Las lágrimas rodaban sin permiso, nublándome la vista. Apenas percibía lo que sucedía a mi alrededor. No fue mi madre quien me sostuvo. Tampoco Sofía. Contra todo pronóstico, las palabras de aliento llegaron de Elizabeth.
Ella, que había sido traicionada, manipulada, herida por ese canalla de Gabriel, era ahora quien encontraba fuerzas para sostenerme a mí.
—Claire… —dijo en voz baja, acercándose—. Tenemos que ser pacientes. Ya verás que pronto