Leandra Koars nunca penso ni en sus mas increibles sueños que el dia de la boda de su hermana mayor en vez de ser la dama de honor estaria luciendo el hermoso traje de novia y caminando hacia el altar para casarse con Nikos Alexandros. Quedarse sin novia y futura esposa a horas de celebrar una de las bodas mas esperadas del año, no formaba parte del plan de vida del CEO Nikos Alexandros. Así que para salvar la empresa Familiar de los Koars a la que le había dedicado todo sus esfuerzo desde que tenia menos de veinte años, solo hay una solución posible un cambio de novia en vez de ser la increíble hermana mayor tendría que ser Leandra Koars quien diga el... Si Quiero...
Leer másAbrió la puerta y entraron, Leandra le siguió y escudriñó el lugar. Era una estancia enorme con techo con vigas descubiertas, el suelo también estaba hecho de madera y daba la impresión de ser algo rústico en mitad de tanto lujo,con una decoracion sencilla pero se dejaba ver el poder del dinero aqui y alla. Podia apostar su negocio que los cuadros colgados en las paredes eran originales por no decir nada del hermoso candelabro que colgaba en la entrada. El dormitorio estaba separado de la zona principal por una cortina de gasa. Al otro lado, había una cama para dos.–¿Qué riesgo? ¿El riesgo de fracasar?–No. El fracaso no sería tan malo en si. Hay cosas más grandes, más oscuras que temer –dejó la maleta que llevaba y caminó hacia el otro extremo de la habitación–. Deja que te haga una pregunta, Leandra–Claro.–¿Crees que eres una buena persona?–Sí. Supongo que sí. Hago dulces, no la guerra. Y sonrío a la gente cuando me cruzo con ella por la calle. Nunca le quitaba dinero a mi abue
Jose Koars le había acogido y le había mostrado que había otra forma de vivir, otra manera de actuar. Se sentó frente al escritorio y, de pronto, se dio cuenta de por qué le parecía tan vacío. Un curioso recuerdo del pasado que, ahora, parecía muy vívido.Leandra no le había dejado ningún dulce. Los días en Nueva York fueron básicamente tristes, firma de contratos y interminables reuniones. Lea evitó a su esposo todo lo que pudo. Pasó el tiempo en su tienda y en su laboratorio, experimentando con los sabores.No solía dedicarle mucho tiempo a la creación de nuevos productos, no en ese punto de su carrera, pero, cuando estaba estresada, era una distracción agradable. Pero las proxima dos semanas estaban a punto de tocar a su fin. En pocos minutos. Y eso significaba que la luna de miel iba a empezar. Y, con ella, el romance. Con un hombre con el que apenas se hablaba. ¡Viva!Iba a encontrarse con él en el aeropuerto, porque ambos habían estado demasiado ocupados para compartir un coche
Leandra apartó la mirada y levantó la mano para apretarse la coleta. Después se mordió el labio inferior y él recordó haber hecho lo mismo la noche anterior. Nikos sintió la tensión en el estómago y en la ingle. Lo único que podía hacer era mirarla y concentrarse en el calor que invadía todo su cuerpo.–Te lo daré todo –añadió lentamente–, porque eres mi esposa. Y nadie más que tú ocupa ese puesto. Ni ahora ni nunca. No importa cómo haya empezado esto.–Gracias, Nikos –contestó ella con tristeza en la mirada.Él deseaba ofrecerle más. Ofrecerle consuelo. El problema era que él era la última persona en el mundo a la que debiera permitírsele ofrecer consuelo. O ternura. Porque, si alguna vez bajaba las barreras, la oscuridad comenzaría a invadirlo todo.Normalmente, regresar alaCoorporacion era como regresar a casa. Pero Leandra no se sintió como en casa al entrar en el recibidor de mármol. Estaba igual, pero todo había cambiado. Su padre no estaba allí. Estaba en Rodas. Y, aunque no hu
Nikos maldijo a los medios de comunicación a la mañana siguiente. De no haber sido por ellos, podría haber escapado de su esposa durante un tiempo, dado que tenía negocios que requerían su presencia en las oficinas centrales de Nueva York. Pero los medios se lo impidieron. Aunque en realidad no fueron solo los medios. Los empleados de la empresa habrían echado de menos a Leandra si se presentaba allí sin ella, teniendo en cuenta que acababa de casarse con la heredera.Sí, estaba atrapado. Necesitaba distancia para recuperar el control sobre sí mismo. Entró en el estudio y encontró a Leandra sentada en el sofá frente al portátil y un regaliz rojo colgando de sus labios. Aquella combinación de elementos le hizo recordar la noche anterior. Sucelebro solo habia podido procesar parte de la imagen que ella, todo lo que podia pensar era Dulce mas Rojo Labios igual a beso, Dios Bendito que le ocurria hacia años que habia aprendido que debia controlarse y no dejarse llevar por sus deseos. Esa
El día anterior la había abrazado y besado, pero entonces solo quería marcharse de la boda antes de que empezaran las preguntas, y no se había parado a pensar en lo agradables que resultaban esos labios o las curvas de su cuerpo. De pronto, era lo único en lo que podía pensar.Se suponía que el matrimonio debía hacer que todo fuera más fácil, pero, hasta el momento, estaba complicándolo todo más. Le hacía sentir que estaba retrocediendo. Regresando al lugar en el que había empezado. Volviendo a ser el hombre que había sido antes. Volviendo al infierno.Cerró los ojos por un momento y bloqueó los recuerdos. Deslizó los dedos suavemente por su cintura mientras entraban en el hotel. Estaba acostumbrado a ir a sitios así con Reanna, con el brazo alrededor de su cintura. Pero Leandra era diferente, sus caderas eran más anchas que las de su hermana, algo así le resultaba interesante. Bajó la mano ligeramente y acarició la curva de su cadera. Sí, muy interesante.–¿Es necesario que hagas eso
Nikos se quedó mirándola y vio que ella no le miraba a él. No realmente. Nocomo solía hacerlo. Normalmente, cuando la miraba, veía a la chica de ojosbrillantes.Ahora tenía otro aspecto. No brillaba. Parecía algo cansada. Nunca antes lahabía visto cansada. Leandra era una mujer con mucha energía.–Tendrás que estar lista a las seis.–De acuerdo –contestó ella sin apartar la mirada del ordenador.–Y tendrá que parecer que no tienes ganas de clavar mi cabeza en unaestaca.–No te lo garantizo, cariño –dijo Leah con ironía.–Se supone que estamos recién casados.–Y lo estamos. El matrimonio es difícil. Las primeras doce horas son las másdifíciles –continuó tecleando sin mirarle.–Eso parece. Pero debemos intentar que parezca real.–Es real. Como bien dijiste, firmé una licencia y juré los votos. Es muy real.–Ya sabes a lo que me refiero.–Al amor –contestó ella, y, en esa ocasión, sí le miró–. Quieres que parezcaque hay amor. Quieres que te mire embobada para que nadie dude de mif
Aquellas palabras no le dolieron tanto como podrían haberlo hecho, porquese daba cuenta de que se debían al dolor que sentía. No a ella.–Tengo veintiseis años. No soy una niña.–No... no he tenido tiempo para acostumbrarme al nuevo plan.–Y el plan lo es todo, ¿verdad? –era algo que había aprendido de él en lasúltimas veinticuatro horas.–Sí, Leahndra Alexandros. El plan lo es todo –admitió él–. ¿Cómo vives tu vida sin un plan?–Sigue a tu corazón. A tus pasiones...–La pasión es el elemento más destructivo de la vida.–¿No sientes pasión?–La niego.–¿Ni siquiera por Reanna?–Por nada ni por nadie.–Pensé que la amabas.–¿Qué tiene eso que ver con la pasión? –preguntó –Todo.–En eso te equivocas, Leandra La pasión es egoísmo. La pasión es satisfacerse a uno mismo. Y ese camino... ese camino puede volverse muy oscuro.Entonces, Nikos se dio la vuelta, salió de la habitación y la última pizca de fantasía se evaporó ante sus ojos. A Lea no le quedó nada más que la cruda realidad y
–¿Por qué tienes que tener el control de esa manera ? –preguntó ella con la mirada llena de compasion, Lea siempre ha sido una chica demasiado gentil si conociera quien fue el en realidad no le miraría de esa forma. Ni su verdadero nombre sabia ella. El dia que su padre lo acogio en su casa el abandono todo lo relacionado con su antiguo yo, para transformarce en el hombre que era actualemente.–No sabes nada–respondió él mientras daba vueltas de un lado a otro, no queria recordar su pasado, no ahora ni mucho menos en el futuro es parte de su vida habia sido sepultada–. Esto sol es un contratiempo he superado cosas peores...Lea se quedó mirándolo y advirtió la tensión en su mandíbula y en el resto de su cuerpo. Veia que su flamante nuevo marido estab incomodo por la situacion, Alexandros era un maestro del control, pos todo lo que habia dicho no estab segura si el amaba a su hermana, podia ver que ella misma habia idialisado a Nikos como un principe azul y en realidad era un hombre
Nikos se despertó sin resaca de mil demonios, hacia años que no bebia de esta manera siempre se controlaba y la bebida podia hacerle perder el control hasta el hombre mas senato. Nada mas de pensar en la razon por la cual tomo, el mal humor que siente se multiplica por mil, soñar con Leandra. . Como había señalado Leandra, él no bebía alcohol. Valoraba demasiado su autocontrol. El vicio era la perdición de un hombre. La necesidad de alcohol, drogas o sexo era responsable de gran parte de la maldad del mundo. Algo que él había vivido en un momento de su vida. Algo que había presenciado con detalle. Algo que había hecho lo posible por destruir.No permitía que el vicio le dominara. Ya no. Que la mjerque supuestamente seria su compañera en esta vida le hubiera abandonado no era razón para renunciar a eso. Pero sí que le hería el orgullo. No había imaginado que el orgullo pudiera ocupar un lugar tan importante en su vida, pero, al parecer, era así.Bajó las escaleras vestido solo con unos