Leandra Koars nunca penso ni en sus mas increibles sueños que el dia de la boda de su hermana mayor en vez de ser la dama de honor estaria luciendo el hermoso traje de novia y caminando hacia el altar para casarse con Nikos Alexandros. Quedarse sin novia y futura esposa a horas de celebrar una de las bodas mas esperadas del año, no formaba parte del plan de vida del CEO Nikos Alexandros. Así que para salvar la empresa Familiar de los Koars a la que le había dedicado todo sus esfuerzo desde que tenia menos de veinte años, solo hay una solución posible un cambio de novia en vez de ser la increíble hermana mayor tendría que ser Leandra Koars quien diga el... Si Quiero...
Leer más– Oficialmente, podemos estar al borde de un ataque de pánico –Leandra Kours terminó de leer el mensaje de su hermana Reanna y miró a su padre Jose.
Este tenía cara de sorpresa y Leandra no podía culparle. Ella se sentía igual esto era un shock, todo el mundo estaba allí, desde hacía una semana habían comenzado a llegar los adornos, mesas, mantel, en fin todo estaba planeado al detalle según sus preferencias, no sabia como su hermana se habia atrevido a tanto a solo unas horas de estar en el altar con sus prometido. Porque ahora y no antes, Dios los adornos estaban puestos y la tarta estaba hecha. Habían alertado a los medios de comunicación, y se había realizado una selección de las mejores y prestigiosas revistas para que presenciaran la boda del año como le había apodado las celebritys y todos estaban allí o estaban por llegar. Oficialmente no era momento para tener un ataque de pánico como el que ella quería tener, tras haber leído el mensaje que Reanna le habia mandado minutos antes. El novio estaba preparado. Y la novia había desaparecido, esfumado como por arte de magia. ¿Donde habia ido su responsable hermana mayor? En que lios la habia metido esta vez, para todos su hermana era la chica perfecta y ella solo el patito feo de la historia, la que siempre estaba mentida en algún lío. –¿Por qué le tenía que entrar el pánico?–preguntó su padre. Leandra tomó aliento, no quería contárselo a su padre, pero el había entrado justo cuando leia el mensaje que casi la hizo caerse de la impresión. No quería exponer a su hermana mayor a la censura, no solo de los medios sino la critica de sus familiares y amigos, porque, por muy preocupante que fuese el mensaje, ella conocía a Reanna lo suficiente como para saber que no habría hecho todo aquello sin tener una buena razón, ella no era de las que entraban en pánico aunque bien bien podía ser el caso. Ahora la cuestión era saber cual era esa razón que la llevo a tomar esta decisión de última hora que la llevo a huir ... –Se ha ido. No... no va a venir. –¿Quién no va a venir? Lea levantó la mirada y el corazón le dio un vuelco. Nikos había elegido ese preciso instante para entrar en la habitación,Dios hoy era el día de las entradas oportunas. Vestido con un esmoquin negro que se ajustaba a la perfección a su físico Alexandros era el espécimen perfecto de la masculinidad. Parecía tan intocable como siempre. Un dios más que un hombre, y era un bombón, lástima que el no era para ella. Al verlo, se acordó de los días de verano en la finca hace ya tantos años, de cómo le seguía a todas partes sin dejar de hablar. Su hermana siempre estaba en la escuela, su padre ocupado con el trabajo y su madre tomando el té con las amigas, creció en un ambiente bastante solitario la llegada de Nikos fue como una brisa de primavera, porque el Nikos adolescente casi un adulto de unos veinte años, siempre había estado allí para escucharla. Era la única persona que creía que ella que la comprendía y entendía sus deseos de no seguir los pasos de su familia y ser una empresaria exitosa solo hacer lo que le gustaba pasteles, dulces y toda clase de golosinas. La pasión por la repostería que su abuela le había enseñado desde pequeña, aunque su Nana solo vivió hasta que ella tenia cinco casi seis años los mejores recuerdos que conservaban de la mujercita era el tiempo que pasaba en la cocina haciendo dulces con ella. Había pasado mucho tiempo desde entonces, ahora casi era como si esa época fuese un sueño. Sus vidas actualmente era como dos líneas paralelas que nunca se cruzan. Ella ya no era la misma chica, no era tan tonta como para pensar que un hombre como Nikos Alexandros pudiera estar interesado en ella o en lo que tuviera que decir. Hace mucho tiempo que dejo de ser el chico con la piel bronceada por trabajar bajo el sol sin camiseta, se convertido en uno de los multimillonario mas populares en el ámbito empresarial. Y aquel día iba a casarse con su hermana mayor, de esta manera adquirir oficialmente el control de Industrias Oros, junto con una parte importante de su propio negocio, dado que la empresa de su padre poseía gran parte de las acciones. Al menos, se suponía que aquel día se casaría con su hermana y tomaría el control de oficial de Consorcio Empresarial de su Familia pero Reanna no estaba se había ido y no pensaba volver, a juzgar por su mensaje. ¡Dios! esto era impropio de su hermana. La chica dorada por los medios nunca había sacado los pies del tiesto, siempre fue la que hacia todo bien, hermosa y elegante; un atractivo para los objetivos. Al contrario que ella, que era atractiva para los objetivos por una razón muy distinta. Y a la prensa le encantaba recalcarlo. Les encantaba resaltar todos sus defectos e imperfecciones, la gran diferencia que existía entre ellas. Dos niñas ricas que se criaron con todo siendo tan diferentes la una de la otra. Lea tragó saliva y miró a Nikos a los ojos. Eran oscuros y duros. Siempre lo habían sido. Incluso cuando era más joven, nunca había risa en su mirada. Ni luz, siempre quisó saber el por qué de que solo fueran un abismo negro. La oscuridad le resultaba atractiva, como siempre, se recordó que no debía de seguir esa línea de pensamiento ya habia sufrido demasiado por un amor no correspondido. –Reanna no va a venir –le dijo con un susurro, aunque resultó ensordecedor en la sala de estar de la casa familiar. –¿Qué quieres decir con que no va a venir? –preguntó él con voz suave. –Es que... me acaba de escribir. Dice que... Toma –le entregó su móvil y estuvo a punto de dejarlo caer cuando sus dedos se rozaron–. Dice que quiere estar con Damian, sea quien sea, y que no puede casarse contigo. Que lo siente... –Sé leer, Lea, pero gracias –le interrumpe, mientras pasa una mirada rápida por la pantalla del móvil devolvió y miró a su padre–. ¿Tú lo sabías? Jose negó con la cabeza. –¿Saber qué? ¿Que tenía dudas? En absoluto. Yo no la presioné para que hiciera esto, Nikos. Sabes que no. Me daba la impresión de que estaba completamente de acuerdo con todo. Ustedes fueron los que vinieron a mi y me dijeron que querían comprometerse. Nikos asintió una vez y después miró a Leandra. –¿Y tú lo sabías? –No –si lo hubiera sabido, no habría permitido que las cosas llegaran tan lejos. Nunca habría dejado que Reanna abandonara todo de aquella forma, sin previo aviso. Con todo el mundo mirando, ella sabía lo malo que podía ser esas miradas. –¿Damian qué más? –preguntó él–. ¿Qué más información tenemos? –Yo... –Lea releyó los mensajes de su móvil. La mirada de Nikos era feroz y le daba miedo. No se parecía al hombre que conocía–. No lo dice. –Escríbele un mensaje. Ahora. –Nikos, si necesita espacio... –murmuró su padre. –No me preocupa mucho eso –respondió. Lea escribió tan rápido como pudo con los dedos temblorosos. ¿Damian qué más? ¿Alguien que yo conozca? La respuesta de Reanna no se hizo esperar el sonido de la entrada del mensaje llegó -No le conoces,no es de nuestro círculo. Damian Santos. Ha sido inesperado. Lo siento. –Damian Santos Nikos y su padre se miraron de forma significativa. A ella se le erizó el vello de la nuca y se le puso la piel de gallina al darse cuenta de lo que significaba aquel nombre. –Damian...–dijo lentamente, busco en su memoria sabía que en algún lugar había leído o escuchado ese nombre–...Damian Santos es el que ha... –Ese mismo –contestó Nikos–. No está satisfecho con haber intentado destruir mi negocio y ahora, el muy bastardo, tiene que destruir también mi boda. –¿Por qué?... ¿Por qué te odia tanto, Nikos? –No lo sé. Supongo que es por negocios. –Pero ella... ¿Ella lo sabe? ¿Sabe quién es él? Tu rival en los negocios... –No creo –contestó –. No es su mundo. No. Pero sí era el de ella. Lea recordó ahora claramente, había oído hablar de Damian Santos y de sus intentos por destruir el negocio de fabricación y venta al por menor de Nikos, ya fuera adquiriendo acciones de forma encubierta o denunciando actividades ilegales que ni siquiera existían. Damian había sido un obstáculo para Nikos a lo largo de los últimos cinco años, en cualquier negocio que este mostrara interes. –¿Y nunca le mencionaste su nombre a Reanna? –Como ya he dicho –respondió, no es su mundo. Leandra le envió otro mensaje a Reanna mientras su padre y Nikos seguían hablando, con la esperanza de que su hermana le respondiera o al menos que tuviese conocimiento de quien era el hombre con el que se habia fugado. Solo unos segundos respuesta de Reanna la dejo impactada - ¨Es demasiado tarde, Leandra. No puedo casarme con Nikos ahora. Tengo que estar con Damian. Es mejor para todos que sea de esta manera. –Si Reanna le ha elegido a él –intervino su padre–, le ha elegido a él. –¿Aunque solo pretenda hacerle daño a Nikos? ¿Y qué hay de la empresa? El negocio depende de esta boda. Me va a arrollar con sus tácticas empresariales. –Estás dando por hecho que no siente nada por Reanna. Sabes papá que mi hermana no es tonta. -Yo no me lo creo, Lea –dijo su padre. No. Claro que no. Su hermana nunca sería tan tonta. Al menos, eso sería lo que pensaría todo el mundo. La deslumbrante y equilibrada Reanna Koars, que tan bien se desenvolvía en cualquier situación social, jamás se dejaría seducir mediante engaños y mentiras. Era demasiado lista. Lea no se lo creía. Su hermana era maravillosa. Y, como tal, había sido mimada por los medios de comunicación. Rachel no veía las cosas malas de la vida, para ella todo era color de rosa. Y, la idea de que un hombre, Santos, pudiera estar mintiéndole y utilizándola le producía náuseas. –Entrégamela a mí –le dijo Nikos a Jose–. Cambia el acuerdo. –Lo haría –respondió Jose–, pero la empresa la recibirán mis hijas. El marido de la primera en casarse, ese es el acuerdo que se llegó. –Siempre estuvo claro que sería yo –dijo Nikos–. Hiciste la oferta pensando en mí. –Sí. Naturalmente, pensé que serías tú. Pero ¿qué puedo hacer? Di mi palabra y no quiero que Reanna sienta que me quedó con la empresa como rehén para obligarla a casarse con el hombre que yo quiera. Y, si es decisión suya, tiene derecho a quedarse con la empresa si así lo desea. Ella también sabe de la existencia del acuerdo. Lea sabía que el acuerdo iba destinado solo a la pareja de oro como los habian llamado las revista del corazon. Jose quería a Nikos como al hijo que nunca había tenido, y su hermana y él le habían parecido una pareja bastante lógica desde el primer momento. Como si Nik hubiera estado destinado desde siempre a formar parte de su familia. Pero ahora todo estaba desmoronándose. Y el negocio y la vida entera de Leandra iban dentro del paquete que ahora podría acabar en manos del enemigo de Nikos. Si Damian Santos tenia algun conocimiento del acuerdo que se habia llevado acabo antes, de seguro intentaria poner sus manos en el negocio y quedarse con la empresa familiar. Oros seria destruida solo para vengarse y destruirla para vengarse de Nikos, destruiría también sus sueños y las esperanzas de su padre. Leandra no sabia que tendria su hermna en la cabeza para escapar asi pero estab segura que ella no podia permitir que por lo que su padre y Nikos sufrieran tamaño reves empresarial y financiero. Ella no era la mimada por los medios, no era la guapa, no era la que atraía a los hombres, ella era una chica del monton eso siempre lo ha sabido desde que era niña incluso antes de ser expuesta a los medios, la diferencia entre ellas siempre estuvo ahi. Ella tenía Dulces y Sabores de Lea . Su negocio estaba en alza y empezaba a marcar tendencia. Los caramelos de sus tiendas estaban convirtiéndose en uno de los regalos más populares en todo el mundo. Tal vez el azul Tiffany fuese un icono, pero el rosa Lea empezaba a ganar importancia. No podía perderlo. Era su identidad y ella habia construido todo desde los cimientos. –Tengo que hablar con Nikos a solas –dijo antes de poder procesar enteramente su petición–. Por favor –le dijo a su padre. Jose la miro extrañado pero aun asi asintió y respondió: –Si es lo que quieres –después miró a Nikos–. Lo siento, hijo mío, pero no podemos obligarla a que se case contigo. No me gusta la idea, pero no la forzaré a ello. Si ha elegido a Santos, por muy enemigo tuyo que sea, no se lo impediré. –Jamás te pediría que hicieras tal cosa –dijo.Doce años más tarde — ¡Corre, Nikos, corre! -vociferó Leandra cuando su marido llegó a la tercera base y se dirigió hacia el home píate.. — Caramba, mamá, ¿no podrías gritar más fuerte? Nos vas a dejar sordos a todos... Leandra miró a su hijo mayor, Nick, sonriente. El pequeño era la viva imagen de su padre y ya todo un rompe corazones según su amigo Dom. Nick podía dedicarse a ser modelo. Cuando Nikos se enteró casi pone el grito en el cielo. — Sí — vio que Nikos se lanzaba al suelo en los últimos metros y tocaba la base. Sabia que estaba contento le iba a restregra a su cuñado Santos que era el picher contricante que le habia conectado un cuadrangular. Gritó de alegría y bailó el baile de la victoria en honor del hombre al que amaba, confiando en no romperse algún hueso en el intento, ya no era una jovencita pero sabia que el amaba cada de sus locas ideas. Vio como su hijo quiso minimizar su precencia a su lado mientras que las gemelas intentaban seguir cada paso que ella d
Leandra se hecho en la boca la piruleta, el sabor a fresa le lleno y poco a poco se fue calmando. Comenzó analizar la forma de decirle a su esposo que de cierta manera habia llegado a un acuerdo con su padre, de que si ellos lograban solucionar sus problemas tendrían o intentarían tener un hijo. Suspiro cuando termino con el dulce, habia dado mil vueltas en su cabeza pero aun no sabia como decirle a Nikos lo que su padre había sugerido y que ella de cierta manera había estado de acuerdo, miro el paisaje que iba cambiado conforme se acercaban a la ciudad. Y decidio que era mejor callar hasta que estuvieran en la seguridad de su apartamento. Este tipo de conversación era de las cuales solo se deberían de tener en casa y estando cómodos los dos. Casi una hora después Nikos se estacionaba, estaba inquieto conocia a Leandra y si aún después de terminar el dulce había decidido guardar silencio, no podia ser bueno o por lo menos era algo que podía clasificar como delicado. Se imagino miles
El aire frio de la noche hizo que Leandra se estremeciarea un poco, Nikos al notarlo la abrazo un poco mas fuerte, le dio un suabe beso en la frente. Luego se incorporo y fue recogiendo la ropa que estaba esparcida en el mirador. Luego se acerco a su mujer para entregarle la ropa.— ¿Ahora que Nikos?—Le pregunto Leandra, la mayor parte de sus problemas se habian solucionado hoy pero no podia tampar el sol con un dedo sabia que su relacion era un trabajo en progreso — ¿ Que vamos hacer ?— Ahora cariño — Nikos aparto su cabelo alborotado de su rostro y le dio un pequeño y tierno beso — vamos a casa, mañana sera un nuevo dia. No te voy a mentir habra momentos que me comportare como antes, pero te puedo asegurar que no te apartare... Leandra sintio que su esposo le estaba hablando con sinceridad, le abrazo y le dio un beso, por el momento la idea de ir a casa se le hacia muy apetecible. Los dias que no habia estado con el fueron horrible ahora su marido queria ir a casa y ella no se iba
Nikos no queria contenerse mas,queria amra su esposa tal y como ella se merecia. Asi que comenzó a chuparle un pezón por encima del sujetador de encaje.Leandra sintió una sensación aguda que la atravesó y estuvo a punto de hacerla perder el equilibrio. Él se apresuró a abrazarla para mantenerla en pie, y continuo lamiéndole el otro pezón. Por las reacciones que Leandra no podia contenr sabia bien que estaba provocando estragos en las emociones y lo que estaba sintiendo y eso le encanto, experimentar la autentica liberacion dejando que sus instintos primitivos le guiaran.—Ven conmigo —le dijo tomándola de la mano.A continuación, la guió hacialas eguridad del mirador, la temperatura estaba descendiendo y no queria que ninguno de los dos se refriara asique entraron al mirador. Una vez allí, Leandra se quitó las sandalias y sintió las losas frias bajo los pies. Las paredes eran un muro que los aislaba de todo. Sólo estaban ellos dos y la luna que se estaba elebando en el cielo.Niko
Nikos camino junto a Leandra, estaba usando uno de los conjuntos que le habian llamado la atencion de la tienda y le quedaba de maravillas, llegaron al Land Rover. Tras deslizarse por unas callejuelas estrechas del pueblo tomo la carretera junto a la playa. Siguiendo las indicaciones que Fabian le habia dado. Condujo el Land Rover subió por una carretera llena de baches y rodeada por un lado dedunas que poco poco fueron dando paso a un acantilado y por el otro una pared de piedras cuando parecía que ya iban a tocar el cielo, al doblar una de las pronunciadas curvas, Nikos paró el coche y se bajó.—Vamos —le indicó a LeandraLenadra se bajó del coche y, cuando levantó la mirada, se quedó sin habla. Estaban muy alto, se podia ver un mirador antiguo que a jusgar por la pintura hacia poco habia sido reparado. Los dos caminaron hasta el. Desde donde estaban se veían el puerto con su muelle, las casitas blancas y azules en su mayoria, la plaza y el mercadillo. Era una vista expectacul
Unos cinco minutos despues Nikos llego al mercadillo, Miro su reloj habia hecho el camino desde la casa de Carla hasta este lugar en tiempo recod, no fue dificil localizar a Leandra. Ella estaba frente a uno de los puestos ambulantes donde vendian dulces artesanales de diferentes tipos. Conociendola sabia que la conversacion tan amena que tenia con la vendedora era sobre aquellos dulce que habia probado y de seguro estaba tratando de convenserla para que trabajaran juntas.Leandra solia hacer cosas asi, el habia investigado un poc su negocio luego de su matrimonio y siempre comenzaba de la misma manera encontraba algun reposterio, dulcero o simplemente un vendedor de dulce y si el producto que estaba ofreciendo le gustaba le propondria hacer negocios y dependiendo de la actitud y dispocision de la otra parte realizarian una asociacion o solo trataria de comprar su recetas y desde ese punto de partida ella crearia algo completamente nuevo. Respiro hondo sabia que debia de caminar hac
Último capítulo