Sabrina quiere huir de Adler, y su obsesión tóxica por ella. Ella se casó con el mafioso para pagar la deuda de su padre, pero día tras día desea morir cada vez que la bestia alemana la toca. Su esposa es la luz de sus ojos, y es capaz de asesinar a quien sea para seguir reteniéndola a su lado, aunque eso también indique matar al nuevo guardaespaldas de su familia. Erick ayuda a la reina de la mafia a escapar, y ahora el rey la quiere de regreso, y a ese traidor tres metros bajo tierra. pero, ¿Qué sucederá cuando Adler se entere que alguien más tocó a su mujer? Adler siente una obsesión por Sabrina, y hará lo que sea para retenerla a su lado.
Ler maisCapítulo 1
Sabrina Schulz
Trato de centrar mi mirada en algún punto fijo que no sea Adler sobre mí, sus embestidas son tan bestiales y dolorosas que tengo que luchar para no vomitar encima de él.
Aprieta con fuerza mis piernas por la excitación que siente a tal punto que comienza a hacerme daño, sus estocadas son tan precisas y coordinadas, muerde el lóbulo de mi oreja y quiero llorar, quiero alejarme de él, pero es imposible.
Llevo seis años bajo las garras de la bestia alemana. Atrapa mi boca con salvajismo, tengo que fingir que me gusta, que lo amo cuando no es así, he sido torturada y adiestrada para darle placer al hombre que dice amarme.
—¡Sabrina! —gruñe mi nombre mientras que intensifica las embestidas, gimo exageradamente para motivarlo a que se corra lo más pronto posible.
Muerde mi hombro mientras se derrama dentro de mí, me rodea con sus brazos y deposita un beso en mi frente.
—Feliz cumpleaños meine frau.
«Esposa mía»
Adler besa mi boca con tanta suavidad haciéndome pensar por un solo instante que no es el hombre perverso con quien me he casado, ese ser déspota y arrogante que asesina y mata sin piedad. El alemán me abraza aferrándose a mi cuerpo.
No tengo ánimos para celebrar mi cumpleaños ¿Y cómo puedo hacerlo con esta vida que llevo? He pensado por tanto tiempo que estoy m*****a y muerta en vida. Mi teléfono suena mostrándome el nombre de mi padre el cuál cuelgo inmediatamente para luego dejar el aparato a un lado.
—¿Sigues enojada con él, cariño? —habla Adler sin soltarme, ruedo los ojos. Viviré toda mi vida odiando a mi padre, Maximiliano Beckett, el hombre cobarde que prefirió vender a su joven hija antes que perder su empresa.
«Lloro amargamente al escuchar la noticia, mi madre me abraza aferrándose a mi cuerpo, mi padre se muestra tan tranquilo con la decisión que acaba de tomar.
Adler me mira como si fuese el trofeo más maravilloso que ha podido obtener, se mueve como un león en busca de su presa.
Mi madre solloza, papá le extiende una copa de whisky al alemán el cual acepta gustosamente sabiendo que acaba de cerrar el mejor negocio de su vida, el mafioso me extiende una mano para que vaya hacia él, papá me anima para que lo haga. Mi cuerpo tiembla, miro a mi padre buscando la manera de doblegar su corazón y desista la idea de desposarme con este monstruo, pero nada de eso pasará. Quiero salir corriendo de aquí.
Soy la hija única del matrimonio Beckett, mi padre es un poderoso bancario que se casó con mi madre Anastasia por conveniencia, siempre pensé que él me protegería de todos los peligros de este mundo, una baja en la economía y un mal trato han hecho que papá pierda todo su dinero.
Siempre escuché los rumores que involucraban a la familia Beckett con el mafioso, pero jamás quise prestarles atención a los chismes de las personas a mi alrededor.
Mis piernas tiemblan y mi corazón bombea con fuerza, Adler me sienta en sus piernas y mamá suelta a llorar.
Soy una joven de veinte años de edad, mi padre me ha sacrificado para salvar su cuello y mi madre sufre por esto.
—Es tan hermosa, Max—. Se dirige hacia mi padre, el cual solo hace una mueca restándole importancia a sus palabras.
Adler pasa sus manos sobre mis brazos y espalda, me muevo incomoda cuando mis glúteos sienten la creciente erección en sus pantalones.
El alemán gira mi rostro para besarme, observo como mamá voltea hacia otro lado para no ver este acto tan repulsivo, esto es mucho para ambas, trato de apartarme, pero Adler jala de mi cabello haciendo que gimotee por el dolor.
—Quieta, Sabrina—declara, —¿No quieres que papá muera? ¿O sí? —siento la bilis subir por mi garganta, trago grueso dispuesta a salvar a mi familia.
Solo espero que algún día esta pesadilla acabe «
Mamá murió dos años después de mi matrimonio, un cáncer de ovarios se la llevó. Lloré por tantos días su muerte, pero mi odio hacia Max se intensificó cuando en menos de dos semanas ya otra mujer ocupaba el lugar de Anastasia.
Termino de maquillarme para salir, el mundo de la mafia está lleno de santígüelas y traidores. Todos quieren un poco de ti; durante todo mi tiempo con Adler he aprendido que nadie es tu amigo y no eres amigo de nadie.
El padre de Adler comenzó su vida como mafioso cuando su esposa fue diagnosticada con leucemia, la necesidad de salvar a la mujer que amaba lo llevo a cometer actos ilícitos, al principio solo se ocupada de llevar y traer en su coche al jefe del cartel de Bramen, luego se ganó la confianza de todos pasando a ser su mano derecha, para un año después tener su propia red de mafia. Armas, drogas y mujeres son el pan de cada día para la familia Schulz.
Un par de veces traté de escapar y lo único que logré fui la golpiza más horrible de mi vida, Adler jamás me deja sola, jamás me dejará ir.
En muchas ocasiones me tocó cubrir mi cuerpo de los moretones que sus sesiones de sumisión me dejaban. Adler odia que le lleve la contraria, que no responda a tiempo, que no le siga la corriente, que lo mire a los ojos cuando no ha dado el permiso, que no le llame amor.
En pocas palabras, todo le molesta.
Ruedo los ojos cuando veo a Wendy Schulz entrar a la mansión donde vivo hace tanto tiempo, esa es otra hipócrita de lo peor, sabe que su hermano me retiene a la fuerza en estas cuatro paredes y no es capaz de hacer algo para ayudarme.
—¡Feliz cumpleaños! —espeta mientras me abraza, hago una mueca simulando una sonrisa.
—Gracias.
—Sabrina, he preparado un día entero juntas–. Grita emocionada.
—Genial…—Wendy toma mi mano y me arrastra hacia la salida, me paralizo asustada. Adler no ha dado el permiso para mi salida, el pánico se apodera de mi cuerpo, comienzo a temblar.
Miro a todos lados buscando al alemán, pero no aparece.
—Cuñada, mi hermano me ha dado permiso—la miro fijamente, sus ojos color avellana son iguales a los de su hermano mayor, a diferencia de Wendy que tiene el cabello castaño oscuro y Adler claro.
Busco mi teléfono para llamarlo, pero Wendy me lo arrebata de las manos, me subo a la camioneta y cinco autos más van detrás de nosotras.
Nunca una mujer Schulz sale sin protección.
Un grupo de guardaespaldas nos siguen en todo momento, la gente nos mira de arriba abajo y no era para más, tenemos más seguridad que el presidente de Alemania.
Wendy salta emocionada al entrar a una tienda de vestidos de noche, no estoy de humor para nada de esto, Adler es un maniático del control, tengo una habitación repleta de vestidos de galas, zapatos de todo tipo, carteras de todos los tamaños y colores y ni hablar de las joyas.
—Wendy, no necesito nada—murmuro hastiada cuando la observo traer un par de vestidos para mí, hemos pasado toda la tarde buscando cosas innecesarias.
Mi cuñada me toma de la mano cuando nos disponemos a adentrarnos a la propiedad. Seis tortuosos años enjaulada en este lugar, seis años bajo el mandato y las ordenes de Adler Schulz, las personas me llaman afortunada por tener el amor del mafioso más poderoso del continente, yo no lo llamaría así. Papá me reprocha porque según él no le he dado una oportunidad a Adler, que es un hombre bueno que me ama y adora, pero no. No puedo amar a alguien que me ha quebrantado y torturado a su antojo.
Miro a Wendy impaciente, abro la puerta encontrándome todo en silencio.
—¡Sorpresa! —me asusto al escuchar los gritos. El círculo social de Adler «Mafiosos, asesinos y putas» está aquí para celebrar mi cumpleaños número veintiséis, mi padre viene sonriente con su amante y quiero evitarlo a toda costa.
Adler me abraza y deposita infinidades de besos en mi boca delante de todos, me extiende una caja y trato de hacer una cara de emoción y sorpresa cuando veo una gargantilla de diamantes en ella.
—Es hermosa amor—. Adler me besa con lujuria.
Los líderes de la mafia junto a sus esposas se acercan para felicitarme, la mentira y la falsedad están reunidas en este lugar para celebrar mi cumpleaños.
Dos de los guardaespaldas de confianza del alemán no se me despegan ni un momento, todas las personas quieren felicitarme y yo solo deseo que todo esto acabe pronto.
Adler me toma fuerte de la mano y sé que quiere decir esto, tengo que comportarme o su sesión de sumisión que consta de golpes, hará que obedezca u obedezca.
—Tan hermosa como siempre señora. —Dimitri, el mejor amigo de Adler me saluda. El alemán me arrastra de nuevo hacia él.
«No vuelvas a sonreírle» «No te quiero cerca de ellos» «¿Eres mía, no lo entiendes?»
Sus palabras retumban en mi cabeza, trato de mantenerme firme para no quebrarme. Camino hacia el patio trasero, el vestido, el collar todo me está asfixiando.
Quiero escapar de toda esta farsa, de toda esta manada de idiotas que solo me tratan bien por ser la mujer de Adler Schulz.
Llevo mis manos hacia mi cabeza, todo me da vuelta, los guardas que vigilan el ala sur me miran con determinación; saben que he intentado escapar en otras ocasiones y no me permitirán marcharme de aquí.
No soporto más, no soporto que el alemán me toque, es nauseabundo sentir como se hunde en mí, como me besa y me venera como si fuera lo más maravilloso del mundo.
EpílogoSabrina WagnerHoy se cumplen 8 años de la muerte de mi madre y cinco de mi padre.Camino por los callejones del pabellón en donde se encuentran sus tumbas, el pequeño Erick viene en brazos de su padre, Nicholas me mira y asiento para hacerle ver que estoy bien con todo esto. Nuestra vida ha sido difícil, pero lo hemos superado todo.Dejo las flores favoritas de mi madre sobre su féretro, la he extrañado cada instante de mi vida, pero sigo manteniéndome fuerte y firme en mis decisiones. Me arrodillo delante de ellos para pasar la palma de mis manos por ambas lápidas.—Lo superé mamá, tu única hija por fin ha sido liberada—tomo del brazo a Nick—Él es tu yerno, nos casamos hace cinco años y este es tu primer nieto—coloco delante de mí a Erick—Soy feliz mami, ellos me hacen muy feliz. Ya no tengo pesadillas y pude continuar con mi vida después de él.Todo fue un caos dentro de la cárcel aquel día por el suicidio de Adler, mis piernas no se movían y tuvieron que internarme una sem
Capítulo finalSabrina SchulzEn este mismo instante miles de cosas pasan por mi mente.Puedo recordar con claridad mi recorrido por el altar con ese maldito vestido de novia, mientras que Adler pasaba su peso de un pie a otro quizás por los nervios de saber que a partir de ese momento sería oficialmente la mujer del mafioso.Esa sensación de paz se instala en mi pecho, Nicholas acomoda el arma entre sus dedos dispuesto a arrebatarle la vida a Adler Schulz. El alemán sigue dando su discurso mientras los asistentes ni él se han dado cuenta que el comando central ha tomado el dominio del lugar.Coloco mis manos a cada lado de mis orejas, miles de espasmos erizan mi piel al saber que por fin esta pesadilla tendrá su fin. Una granada molotov cubre de humo el salón donde se realiza el evento. Un grupo de hombres con tatuajes entra provocando estragos en los arreglos de la fiesta. La bestia alemana detiene su discurso para percatarse de lo que está sucediendo.Con una de sus manos me arrast
Capítulo 46Sabrina SchulzEl olor a medicamentos y alcohol me levanta de mi profundo sueño.Mi vista completamente nublosa, escucho los murmullos a mi alrededor, pero mi cuerpo está tan agotado que no logro levantarme. Mi pecho sube y baja cuando la idea de haber perdido a mi bebé me llega de golpe; algo así de esa magnitud acabaría con mi vida sin dudarlo.Alguien aprieta mi mano y como puedo entre abro los ojos, lo primero que veo es a un Adler pálido y con ojeras casi llorando sobre mi cuerpo. Apenas se da cuenta que he despertado les grita a las enfermeras para que vengan a revisarme. Mi mano tiene la aguja de un catéter con medicamento el cual me tiene medio atontada.Mi garganta está seca, los ojos color avellana de la bestia me miran con lástima y todos los pensamientos caóticos sobre que me pudo haber pasado me ponen alerta. Me quiero levantar de la camilla, pero un par de médicos me bloquean el paso.—¡¿Qué le pasó a mi hijo?! —nadie dice nada—Adler… Adler… —lo halo del cue
Capítulo 45Sabrina Schulz Me detengo justo en la entrada principal y miro hacia atrás para ver si Nicholas ha venido detrás de mí y efectivamente no. Limpio las lágrimas de mis mejillas, aun cuando no puedo creer que todo esto siempre haya sido mentira. Me niego a creer que sus besos eran mentira.Maldigo al sentir caer las gotas gruesas de lluvia sobre mi cuerpo, camino por las calles solitarias de Berlín, rodeo mi pecho con mis brazos, es difícil saber que la persona que amaste en realidad no te amaba a ti.Necesito irme ahora mismo se este país y desaparecer ante todos para siempre, ¿Qué hice mal? ¿A caso amé sola? Al parecer así era. Me duele mi pecho y quiero llorar hasta que no queden más lágrimas en mis ojos. Detengo mis pies al sentir una camioneta perseguirme y ahora que lo me
Capítulo 44Nicholas WagnerUn día antes.Parpadeo un par de veces intentando manejar mi respiración de forma adecuada y así no asfixiarme por la falta de oxígeno por la herida que me propinó uno de los hombres de la bestia. Estoy empañado por mi propia sangre. A unos cuantos centímetros puedo ver como ese desgraciado que ha sido la maldición de la mujer que amo, sonríe como si supiera que ha ganado.Intento moverme al ver como ese bastardo de Adler Schulz la droga con algo para así dejarla inconsciente y llevársela lejos de mí. Quiero gritarle que la deje en paz, que ella me ama tanto como yo la amo a ella; pero estoy herido de gravedad.Lo escucho reír y esos deseos de matarlo con mis propias manos se hacen presentes; uno de sus hombres presiona donde me han lastimado y no puedo evitar gritar con un
Capítulo 43Sabrina SchulzHe escuchado durante toda mi vida cosas tontas, estúpidas e ilógicas, pero esto la supera a todas. Las enfermeras que hace unos segundos me hostigaban, se han ido por donde vinieron solo con una mirada del alemán.Adler tiene el ceño fruncido y la nariz arrugada, me mira con insistencia quizás esperando mi respuesta que en definitiva será un rotundo no. Aprieto los puños de mis manos intentando pensar todo con cabeza fría. La bestia es un hombre que no recibe una negativa como respuesta cuando quiere tanto algo, como según sus palabras y no sus acciones él me quiere a mí. Me siento en una silla plástica dentro de consultorio. La bata quirúrgica que llevo puesta no me cubre como debería del frío y de mi desnudez.—¿Quieres que el bebé viva o no? —me cuesta pasar saliva.—¿Aceptaras el hijo de otro? No entiendo cómo puedes seguir mirándome cuando me sigues matando día tras día ¿Es mentira lo de Nicholas, ¿verdad? ¡¿Serías capaz de matar a mi hijo?!—Nuestro… —
Último capítulo