Después de que Jack se fue de mi casa, intenté llamar a Phillip un millón de veces, pero no contestó ninguna de mis llamadas.
Pasé toda la tarde preocupada por ese motivo, hasta que pude hablar con Carla y explicarle la situación. Ella me apoyó en todo momento, y para mi suerte, gracias a ella, iba a poder hablar con él en persona.
Estaba caminando hacia su casa; me faltaban muy pocas cuadras para llegar al departamento de mi amiga, donde Phillip ya se encontraba "arreglando las tuberías". Una pequeña mentirita no le hacía mal a nadie… menos si era por una buena causa.
Miré la hora en mi teléfono y me armé de valor para llamar a Carla y avisarle que ya me encontraba fuera del edificio. Llevé el teléfono a mi oído y esperé a que contestara.
—¡Voy! —eso fue todo lo que escuché antes de que cortara la llamada.
Desde ese momento, comencé a ponerme aún más nerviosa. Froté mis manos entre sí y guardé el teléfono en mi bolso.
Miré al frente, y ahí estaba mi amiga. Hice una mueca con los lab