Luciana se inclinó hacia adelante.
Sobre el capó de un auto plateado, un muchacho rapado, con una chaqueta vaquera de LV, le silbó a Luciana.
—Hola, linda.
Lucas le lanzó una mirada de advertencia.
—No empieces, ¿eh?
—¿Es tu novia? Nada mal —dijo el joven rapado, con una sonrisa pícara.
—No es mi novia.
—¿No es tu novia y la traes? Ya sabes nuestras reglas.
Ellos tenían una regla en las carreras: durante la competencia, quien se sentara en el asiento del copiloto tenía que ser la novia del conductor.
El tipo rapado le puso el brazo sobre el hombro a una muchacha que tenía al lado.
—Si lo es, dilo ya. ¿Qué ganas negándolo?
Lucas se giró hacia Luciana, sonriendo.
—No les hagas caso, señorita. Son así, hablan sin filtro.
—¿Señorita? —preguntó una muchacha con rastas.
—¿Desde cuándo eres tan formal? ¿Es tu abogada? ¿Acaso tienes un hijo secreto? ¿Y luego te enamoraste de tu abogada?
—¡Vete a la mierda! —respondió Lucas.
—Mi papá me metió en el bufete, ¿te acuerdas? Ella es una compañera qu