Capítulo 59
Abrí los ojos sintiendo su brazo aún rodeando mi cintura, su respiración lenta chocando contra la curva de mi cuello. Era temprano, pero ya no podía dormir más. Tenía la cabeza hecha un caos, el pecho aún enredado con todo lo que había pasado la noche anterior. Sus palabras… sus caricias… sus malditas contradicciones.

Me removí un poco y él gruñó, sin abrir los ojos, como si su cuerpo se negara a soltarme.

Me giré despacio, lo miré, y aún con su cara desordenada por el sueño… me costaba odiarlo.

—Levántate, Fabián. Tenemos que alistarnos para ir a la oficina —dije con un tono seco, sin mirarlo directamente.

Él apenas abrió un ojo. Luego me sonrió con descaro, ese maldito gesto que me ponía el mundo patas arriba.

—¿Oficina? —se estiró, perezoso, y me jaló de nuevo hacia su pecho—. No, pequeña. Hoy no. Esta semana no. Yo soy el jefe, ¿recuerdas?

—Fabián, no estoy jugando —intenté zafarme, pero él me atrapó con fuerza y rió contra mi piel.

—Justamente por eso. No quiero juga
Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App